Poniendo la fianza
Acabo de escuchar en un noticiero de televisión nacional declaraciones de la madre de uno de los adolescentes detenidos por el homicidio de una joven funcionaria de la PDI cuando esta intentó controlar un automóvil…hecho ocurrido en la población El Castillo en la comuna de La Pintana.
Decía esta mujer…entre quejidos desesperados lindando en el sollozo…que su hijo le había reconocido su participación en el hecho pero que él no había disparado porque no andaba con pistola. Que si le había hecho algo tendría que haber sido atropellándola.
No se necesita ser muy agudo para concluir que ella lo exponía como si pudiera ser si no un eximente de responsabilidad…al menos fuese tomado en cuenta como atenuante.
Cuantas mujeres…madres…hermanas…he visto a lo largo de mi vida pasar por esa misma situación.
Para algunas…una inesperada pesadilla. Son ésos familiares de adolescentes que no tienen idea de en qué andan sus «querubines». Sin embargo creo son más los que saben sumar dos mas dos y concluir que si no va al colegio…no trabaja…pasa la mayor parte del tiempo en la calle y anda con zapatillas de mínimo cincuenta lucas…no es precisamente porque se las gane por ahí entregando volantes de la pizzería de la población.
No pocos mantienen la casa con el producto de sus raterias…sobre todo en esos grupos familiares donde el hombre adulto se fue dejando tras de si a mujer e hijos.
No olvido cuando el famoso Cizarro…haciendo abandono del tribunal en compañía de su madre intentando escabullirse de la curiosidad periodística mientras ésta tiraba patadas y escupos y toda suerte de garabatos a los periodistas mientras se esmeraba por mantener conscientemente oculta la cara del precoz delincuente.
Como sea..sobre todo las madres son inclasificables defensoras de sus hijos delincuentes.
Lo he contado en otras ocasiones. Cuando fui Rehabilitador de Menores en el hoy Cread de Pudahuel fui testigo de que eran principalmente madres y hermanas las que llegaban a la visita semanal. Un psicólogo del Centro me comentó que habían tres motivos por los que sus padres no los iban a visitar.
1. Padre ausente.
2. Padre delincuente enojado con el gil de su retoño porque se había dejado apresar y
3. Porque sentían vergüenza de tener un hijo delincuente.
Salía a darme una vuelta por el patio de visitas. Conversé con muchas madres y todas ellas…sin excepción…imbuidas en las teorías de ésos dos grandes perdona vidas que son Pablo Egenau…hoy Director Ejecutivo del Hogar de Cristo y Benito Baranda…recientemente electo Constituyente…nuestra sociedad solo pagaba los pecados de la desidia y el abandono de los mas desposeídos.
Claro que con otras palabras…las mismas usadas por los saqueadores que se aprovecharon del pánico durante el estallido social.
«Total…ellos tienen tanto».
Alejandro Iglesias