Retiro total de los fondos de AFP ¿solución o quimera?
Una quimera es una sueño o ilusión que es producto de la imaginación y que se anhela o se persigue pese a ser muy improbable que se realice. Hasta hace algunos meses, pensar en hacer retiros anticipados desde los fondos de AFP parecería haber sido una quimera. Sin embargo, después de tres retiros efectivos, hay una serie de iniciativas parlamentarias que están solicitando el retiro del 100% de los fondos acumulados en las cuentas personales, lo que en la práctica implicaría el fin de sistema de AFP tal y como lo conocemos.
Actualmente, están vigentes los tres retiros autorizados, vale decir, aún hay personas que técnicamente podrían solicitar algunos de ellos. En ese contexto, y después que la mayoría ya ha hecho los retiros, se estima que hay 5 millones de afiliados sin fondos para retirar, por ejemplo, en caso de un cuarto retiro, por lo que el eventual retiro total dejaría a casi la mitad de la masa laboral sin poder retirar. En ese sentido, a mi juicio las iniciativas que persiguen el retiro total, solamente están viendo en ellas ganancias políticas, sin mayor argumento o análisis técnico. El presente es tentador para cualquier persona. Hay estudios internacionales que indican que, a nivel mental, existe una desconexión entre el “yo” actual y el “yo” que seré en el futuro, por lo que muy pocas personas ven el ahorro previsional como un beneficio, sino como una imposición. Es por ese motivo que todos los sistemas previsionales se basan en el concepto del ahorro forzoso y para generar ahorros en forma voluntaria, es necesario colocar incentivos, tal y como lo hacen los APV en Chile.
El ahorro es vital en el crecimiento de cualquier economía, independiente de si se trata de la economía de un país o de una familia. Distraer la totalidad de los fondos de AFP para consumo actual, no tiene argumento técnico, sobre todo pensando en las ayudas de carácter universal recientemente aprobadas, cuyo costo total, es equivalente a las ayudas que han dado países desarrollados, sin nosotros serlo aún.
Cuando la mayoría parece estar inclinándose hacia un modelo político-económico en donde el estado tenga más relevancia como actor de protección y redistribución de recursos, me parece poco coherente que estos mismos sectores políticos estimen válido que cada persona sobreviva con sus propios recursos, cuando es el estado el que debería apoyarlos, cosa que, según los datos por todos conocidos, si ha sucedido, sobre todo si nos comparamos con nuestros vecinos latinoamericanos. Lamentablemente la discusión de estos temas se ha vuelto más política que técnica, situación lamentable, puesto que, eventualmente estaremos expuestos a un futuro de incertidumbres.
José Navarrete Oyarce
Director Ingeniería en Administración de Empresas
Universidad Andrés Bello