Efecto pandemia: Proponen primeros auxilios psicológicos para profesionales de la educación
Lillian Pérez-Loezar, académica de la Universidad de Playa Ancha (UPLA) que participa en mesa técnica que asesora al Senado en materia educacional, recalcó que énfasis debiera estar en niños y niñas en situación de discapacidad y en quienes trabajan con ellos.
Capacitar en primeros auxilios psicológicos a las y los profesionales de la educación para resolver contingencias emocionales, generados en contexto de pandemia, fue una de las principales orientaciones que entregó la mesa técnica que asesora ala Comisión de Educación de la Cámara Alta.
La información la dio a conocer Lillian Pérez-Loezar, doctora en Neurociencia Cognitiva Aplicada y académica de de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), quien forma parte del equipo asesor del Senado.
La profesional precisó que se trata de una propuesta que permite abordar a nivel nacional el impacto del Covid-19 en el sistema educativo chileno y que incluye estrategias que permiten llevar a cabo tareas esenciales de funcionamiento en un contexto de crisis sanitaria, social y económica respecto de la educación especial.
Agregó que el apoyo psicológico está orientado, principalmente, a los y las estudiantes en situación de discapacidad que asisten a los diferentes dispositivos de educación especial en Chile, en los formatos de Programas de Integración (PIE), escuelas de lenguaje y escuelas especiales en sus diferentes dependencias, puesto que -dijo- es el grupo que más ha interrumpido sus procesos educativos y de aprendizaje producto de la pandemia.
“Todo esto agudizó situaciones de exclusión que no solo afectan a aquellas estudiantes en situación de discapacidad, sino también a niños y niñas con ritmos y formas de aprendizaje diferente. Por ello, como mesa técnica, propusimos capacitar en primeros auxilios psicológicos a las y los profesionales de la educación para resolver contingencias emocionales y diseñar protocolos de primeros auxilios psicológicos y no solo para los niños, sino también para los familiares”, dijo la académica.
Esta instancia técnica también propuso crear nuevas políticas de financiamiento para enfrentar los daños y perjuicios psicológicos, socioemocionales y la fracturación de los aprendizajes originados por la pandemia, lo que incluye realizar seguimiento a las familias de los estudiantes que presentan algún tipo de neurodiversidad funcional en virtud de resguardar la emocionalidad.
Asimismo, propusieron aumentar la dotación de profesionales que asiste en la educación (psicopedagogos, psicólogos, fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, kinesiólogos, intérpretes de lengua de señas), incluyendo a estudiantes de establecimientos públicos, subvencionados y privados.
“Desde octubre de 2019, como sociedad chilena, hemos debido afrontar actos violentos, confinamiento, cesantía, incertidumbre, fallecimientos o enfermedades graves, por lo tanto, es un imperativo preocuparnos del estado emocional de los funcionarios de la educación, porque además de ser personas, en su rol docente o paradocente, son quienes reciben a los estudiantes, y con mayor razón, cuando sabemos que muchos de ellos trabajan con niños y adolescentes en situación de discapacidad”, concluyó la doctora Pérez-Loezar.