El oscuro porvenir de la Convención Constitucional
La Convención Constitucional, organismo al que la sociedad chilena le entregó el mandato de redactar el documento que pudiera servir, de ser aprobado en un referéndum de salida, para una nueva Constitución nacional, es un ente en el que están depositadas las esperanzas que muchos tienen de poder mejorar las condiciones de justicia social existentes hoy en día en nuestro país. Sin embargo, a meses ya de funcionamiento, esta entidad no ha avanzado de manera correcta. Por el contrario, ha sido muy lenta instalación y ha priorizado temas poco relevantes y lejanos a lo que verdaderamente le interesa al ciudadano común; la elaboración de una nueva Carta Magna producto de un debate con altura de miras capaz de generar una Constitución justa, acorde a nuestros tiempos, que nos permita salir adelante en igualdad de condiciones y mejorar al país en su conjunto, con más garantías sociales y un desarrollo económico nacional sostenible en el tiempo.
Esto no ha ocurrido hasta el momento. Muy por el contrario, ha habido una gran pérdida de tiempo y no se ven avances concretos; ni siquiera se ha escrito el primer artículo, por lo que tampoco podemos opinar del contenido de la propuesta de Constitución o aportar ideas a ella. Han quedado en evidencia un cúmulo de contratiempos que dañan a la institución y ponen en serio riesgo el objetivo final concreto. Casos como los de Rodrigo Rojas, por ejemplo, entre otros que usaron argucias para mentir y engañar a la ciudadanía con el objetivo de conseguir votos, dañan profundamente la institucionalidad, la democracia que tanto nos ha costado y lo más importante, la fe pública.
Por ende, es imprescindible que quienes hayan incurrido en estos ilícitos enfrenten las consecuencias de semejante fraude contra la sociedad. Correspondería que Contraloría tome cartas en el asunto para que estas personas renuncien de manera inmediata. Es importante mencionar que al contrario de lo que piensa la gente, el Artículo 134 de la Constitución política del Estado chileno reza claramente que los convencionales constituyentes también están afectos a todas las normas de probidad administrativa, por lo tanto, se deberían aplicar todas las normas pertinentes en su caso, y debería ser la destitución lo que corresponde a cualquier Constituyente viciado o ilegítimo.
Por otro lado, al contrario del creer popular, los convencionales constituyentes tienen un plazo acotado de nueve meses para redactar un documento que podría dar cuerpo a esa nueva Constitución, pero a la vista de los hechos, será bastante complicado que se logre cumplir la meta en el tiempo restante, es decir, unos siete meses más, y es que que lo que vemos hasta hoy son declaraciones, actitudes o situaciones que solo retrasan función real encomendada. Cada día nos enteramos de nuevas anomalías, irregularidades o falsedades que solo generan vergüenza nacional, destruyen las expectativas y la esperanza de muchas personas que les entregaron su voto y por ende su confianza.
Chile hoy ocupa importantes espacios en prensa internacional y todos se sorprenden de lo que ocurre en nuestro país, visto como país culto, modelo y ejemplo durante décadas. La comunidad internacional está extrañada de que Chile haya escogido a personas con tan poca capacidad profesional y nula experiencia para redactar el cuerpo normativo más importante que tiene un país, como es la Constitución Política del Estado.
Es verdad, somos muchos los decepcionados y frustrados. Nos vendieron humo y se ve bastante difícil que se logre realizar el trabajo que se le encomendó a los convencionales constituyentes en el tiempo estipulado por ley. El plazo, de acuerdo al artículo 137 de la Constitución, se puede ampliar por tres meses más, pero sin lugar a dudas será muy complicado lograr la meta, porque en términos generales, la mayoría de los integrantes de la Convención Constitucional no tienen las capacidades para cumplir con las expectativas de las personas que votaron para ello.
Es predecible que al cumplirse la fecha, se vaya a rechazar en el plebiscito de salida un posible borrador de Constitución que evidencia, al día de hoy, que no va a estar acorde con la realidad ni con las expectativas de los chilenos. Perdimos tiempo, recursos, esperanzas y estamos llenos de vergüenza. La sensación es de frustración por este proceso. Y estamos comenzando…
Carolina Lavín Aliaga, abogada U. de Los Andes y Magíster en Derecho Constitucional PUC. Ex seremi de Justicia y DD.HH. Región Metropolitana