El prejuicio hacia los migrantes desde la psicología social

Es imperiosa la necesidad de reflexionar sobre los prejuicios y cómo erradicarlos, especialmente cuando se refiere a los procesos migratorios.

De acuerdo a la definición de Rubert Brown, Profesor Emérito de la Universidad de Sussex en Reino Unido, el prejuicio social es “cualquier actitud, emoción o conducta hacia los miembros de un grupo, que directa o indirectamente implica cierta negatividad o antipatía hacia ese grupo”.

Así lo comenta Cecilia Cordeu Cuccia, coordinadora de Investigación de Pregrado y académica de la Facultad de Psicología de la Universidad San Sebastián, quien explica que dentro de estos prejuicios “cabe el rechazo hacia otros grupos por cualquier característica como edad, sexo, nivel socioeconómico o pobreza, religión, etcétera”.

Es decir, explica la docente, “se cae en el ámbito de las relaciones intergrupales, en la cual yo defino características de mi grupo y me defino en contraposición a otros. Soy capaz de ver que en mi grupo hay características comunes entre sus miembros, pero también diversidad entre los mismos, en cambio, percibo al otro grupo con características compartidas”

¿Cómo se construyen estas percepciones sesgadas, y negativas?
-Es una problemática multidimensional tanto en su construcción como en su solución. Hay elementos individuales (por ejemplo, la correlación de prejuicios con personalidad autoritaria, o una orientación hacia la dominancia), grupales (por ejemplo, la tendencia a categorizarnos en grupos o la tendencia a favorecer nuestro grupo por sobre otros), social (políticas, discursos y medios de comunicación). Todos estos elementos influyen sobre la construcción social que se realiza en una determinada sociedad de la figura del inmigrante, lo que se relaciona con las expectativas sobre su presencia en el país.

¿Se pueden modificar estas conductas?
-Esta diversidad de orígenes o explicaciones del origen de los prejuicios no da cuenta que sepamos poco del tema, sino que muestra la complejidad de su formación y de por qué no es simple modificarlos. Pero sí se puede. Por eso hay que trabajar en todos los niveles individuales, grupales y sociales y en todas las esferas como en las políticas de Estado, los colegios y los medios de comunicación, además de abrir el diálogo sobre la construcción del “otro” y de nuestra propia identidad social.

¿Qué más se debe hacer?
-No todas las personas que tienen prejuicios hacia un grupo manifiestan conductas abiertamente agresivas. Por ende, son tipos diferentes de intervención, con los que tienen un prejuicio y podemos acompañarlos en el proceso de cuestionarlo; con los que todavía no tienen prejuicios para evitar que los formen; con los que se sienten con el derecho de agredir a otro ser humano porque es diferente a él o ella o simplemente porque tiene un prejuicio hacia esa persona, es otro el trabajo que hay que hacer; y por último, con los que no están de acuerdo con las agresiones pero observan sin hacer nada.