Lo que abunda no daña

Con el crecimiento de los asientos humanos allí donde se practicaba la democracia directa dejó de practicarse.
En la Atenas de cuarenta mil habitantes se podía…sobre todo tomando en cuenta que ni extranjeros…esclavos y mujeres votaban los restantes si cabían en el Ágora.
Discutían las cosas del Estado y llegaban a acuerdos.
Una maquinaria muy bien aceitada que funcionó sin mayores contratiempos desde el 594 con la Constitución de Solon hasta el 322 en que la invasión macedonica la abolió.
Detalle que vale la pena mencionar es que los cargos públicos eran llenados por sorteo entre los ciudadanos. Los generales eran electos.
Y no volveríamos a oír hablar de elecciones hasta la revolución francesa…esto es…que durante casi 20 siglos las diferentes naciones fueron gobernadas por Reyes…Zares…Emperadores…Dictadores…Césares o como llamarán al hombre que tenía el poder absoluto…el que era heredable.
Así llegó a Chile…de la mano de una elite educada en Europa y que volvieron al terruño americano empapados de libertad…igualdad….y fraternidad.
Estamos por redactar una nueva Constitución y creo se hace imprescindible algunos ajustes para que no se siga argumentando que nuestro actual sistema eleccionario altera la voluntad popular.
Que en el Parlamento hayan 33 diputados y 3 senadores electos con menos del 5% de los votos…al menos me hace ruido.
Hay los que opinan que de ése modo se asegura tengan representación parlamentaria todas las «corrientes» de pensamiento.
Entendible
Pero…en un sistema que privilegia a los partidos políticos (y por ende le complica la vida a los no militantes y uso muy a propósito el vocablo y no el de independiente) me resulta incomprensible que un ciudadano que logró llegar a la cámara baja o al Senado bajo el paraguas de un partido político…no pierda la condición de tal.
Yo…en mi condición de militante del partido Z voto por el candidato N que también milita en mi partido. Al año de su ejercicio renuncia y…o se afilia al partido H o al menos pasa en forma oficiosa a formar parte de la bancada del partido.
En éste ir y venir yo me he quedado sin mi representante al Parlamento.
Tanto es lo que entiende el actual sistema eleccionario que el cargo ES DEL PARTIDO que si un parlamentario sale de este…por el motivo que sea…es el mismo partido el llamado a elegir su reemplazante.
Esa es una martingala que Jaime Guzmán metió en la Constitución pronta a ser reemplazada y que los partidos han defendido.
Antes de ella…y tal vez sea toda una curiosidad para las nuevas generaciones existía la figura de la Elección Complementaria.
Si un parlamentario dejaba el cargo por ser llamado a ocupar un cargo en el gobierno o fallecía se convocaba a una elección para reemplazarlo…elección en la que podían participar todos los partidos políticos.
Y hay un antecedente histórico que lo explica.
En diciembre de 1963 falleció el diputado PS por Curicó y Mataquito Oscar Naranjo Jara. Para marzo de 1964 se llamó a elección complementaria. El PS presenta como candidato al hijo homónimo de éste…Óscar Naranjo Arias y…contra todas las predicciones le gana al candidato conservador y al demócrata cristiano
En diciembre de ese mismo año habían elecciones presidenciales. La derecha apoyaba al Radical Julio Duran Newman.
Y se agregaba Frei padre (el bueno)…y Allende.. en su tercer intento.
Que ganara la complementaria un socialista llamó a arrebato en la derecha. Había que evitar por todos los medios el triunfo de la izquierda quien ya había sacado cuentas alegres y aseguraba que en diciembre también ganaban.
Entonces retiraron su confianza a Durán y se jugaron todas las fichas en Frei…el menor de los males.
El resto es historia conocida. Ganó Frei con mayoría absoluta…aseguraron que gobernarían Chile treinta años…y duraron seis dándole paso a Allende en su cuarto intento en 1970…con lo que Frei Montalva se ganó el mote de «El Keremsky chileno».
Así fue como una intrascendente elección complementaria cambió la historia de Chile…y estoy seguro que Guzmán se tiene que haber dicho; «para que nunca más en Chile».
Creo imprescindible volver a esta práctica democrática porque…creo…estarán de acuerdo conmigo en que no se puede permitir el último chiste de Revolución Democrática que ante la renuncia del diputado Brito se llamó al Consejo del partido…veintiséis miembros…elegir su reemplazante….el que fue rechazado porque querían una mujer. Escogió a una entonces que tampoco les gustó y terminaron nombrando a una tercera.
Son las chacotas que envilecen la política y de paso hizo evidente que quienes venían a hacer una nueva forma de practicarla aprendieron muy rápido las mañas y de esa «frescura y decencia» queda sólo la muletilla.

ALEJANDRO IGLESIAS