La lectura, una puerta de entrada a otros mundos
En Chile solo el 20% de la población adulta se considera un lector habitual, mientras que el alrededor del 50% declara no leer regularmente o nunca. Este dato resulta preocupante, sobre todo si pensamos que estas personas podrían estar en contacto con niños y niñas que están conociendo el mundo y pueden ver en la lectura una puerta que les permite descubrir realidades solo existentes en los libros.
Pero ¿Cómo podemos fomentar la lectura desde edades tempranas? ¿Cómo podemos incentivar a nuestros/as hijos e hijas a leer?
Hace algún tiempo atrás en la región de Magallanes y la Antártica Chilena el lema para incentivar la lectura era “La lectura no se enseña, se contagia” (Chile Crece Contigo, s/f). Esta premisa tiende a ser cierta. Muchas de los hábitos que adquieren los niños y niñas forman parte de las conductas socioculturales de sus padres, madres y/o cuidadores: por lo tanto, si ven que los adultos leen, podría despertar en ellos interés por la lectura.
Disponer de libros en los espacios donde cotidianamente conviven los niños y niñas es una alternativa, estos deben estar a su alcance, a libre disposición e idealmente deben contener imágenes claras y sencillas que les permitan desarrollar su imaginación y creatividad.
Por otro lado, es importante que podamos destinar en algún momento del día un tiempo para leer con ellos: La lectura es un acto conjunto. En esta vivencia, podemos descubrir la posibilidad de compartir con los niños y niñas y fortalecer nuestros lazos.
Lo ideal es ubicarnos a su altura, utilizar diferentes entonaciones, repetir ideas importantes, señalar las imágenes que representen el relato, hacer preguntas sencillas sobre lo leído y seguir con nuestro dedo la línea de lectura: esto permitirá que comprendan cómo funciona la dinámica de leer.
Una vez que esto se vuelva habitual los niños y niñas esperarán este momento, y con el correr de los días, querrán ser ellos quienes guíen la lectura. Incentivar esta conducta es muy importante: debemos escucharlos con atención, sorprendernos con lo que nos cuentan y aportar detalles sobre lo leído.
En un inicio, puede que esta lectura sea errática y muchas veces describirán las imágenes por sobre la lectura de lo escrito. Sim embargo, esta rutina fomentará en ellos y ellas el interés por los libros. Acompañemos ese proceso y brindémosle la posibilidad de crear mundos imaginarios y fantásticos desde la lectura.
Flgo. Arturo Flores Riquelme
Académico Fonoaudiología
Universidad Andrés Bello