El verano que se aproxima, ¿será tranquilo en Cartagena?

La inquietud se basa y se funda en la gran cantidad de personas; residentes o no, que circulan diariamente por la comuna; agudizando este título pregunta de la crónica de hoy, por el numeroso grupo de comerciantes de otras comunas y distintas nacionalidades que no poseen un permiso municipal para trabajar, y que invaden el balneario todos los veranos haciendo infructíferos todos los esfuerzo que se hagan para una fiscalización correcta y efectiva, sobre todo los fines de semana y más aún de noche.
Ha sido mucha la cantidad de veraneantes que ha recibido la comuna de Cartagena en los veranos pasados, acentuando esta gran cifra de turistas en la actualidad por los numerosos nuevos habitantes que posee la ciudad balneario, producto de las tomas de terrenos y la gente de Santiago e inmigrantes que se radicaron en la comuna después del estallido social; aumentando notoriamente la cantidad de residentes no estivales y alterando lamentablemente la pasividad con la que se contaba y se vivía el resto del año en Cartagena.
Las proyecciones para que surjan negocios temporales aparecen todos los veranos y el comercio ambulante indudablemente se acrecienta, más con los extranjeros que no tienen residencia y trabajos establecidos.
Es por lo mismo, que esta situación seduce de sobremanera a los nuevos habitantes de la comuna y también a personas de otros municipios para instalarse en el balneario y ejercer estas actividades comerciales e incrementar sus gananciales en este periodo.
Este temor y preocupación se funda, en algún tipo de agresión que puedan sufrir y que en realidad, han experimentado los residentes cartageninos desde un tiempo a la fecha.
Les preocupa el matonaje y la poca tolerancia de ciertos residentes nuevos y de otros no tanto, sin importar la nacionalidad, los insultos y las demostraciones agresivas están a la orden del día. Estos malos procederes pueden surgir hacia personas que vengan a ejercer el comercio ambulante o simples veraneantes y termine de mala manera, como lo ha sido en episodios sabidos por todos en los meses pasados acá en la comuna.
A muchos nos intranquiliza alguna bala loca, en el poder de fuego que tratan de demostrar los traficantes y la poca capacidad de las policías en la delincuencia. Nos preocupan los amigos de lo ajeno que se apropian de nuestros bienes, nos molesta considerablemente el consumo descarado y sin pudor en la vía pública de alcohol y drogas sin respetar el entorno o la presencia de nuestr@s ancian@s y niñ@s.
En cambio, otros de estos nuevos cartageninos se ven y se proyectan en distintos tipo de actividades; en trabajos apatronados o independientes, aportando correctamente con costumbres buenas y sanas, como sería el caso puntual, de los extranjeros que vienen a Cartagena a buscar una forma correcta y decente de ganarse la vida.
Muchos estamos de acuerdo con el comercio ambulante bien organizado, el que cuida del entorno y el que tributa al erario municipal con el pago de permisos. Esta es una actividad digna y necesaria para la economía local, provee trabajo, se incrementan las arcas municipales y proporciona entretención a los veraneantes dando la posibilidad de adquirir bienes de consumo, suvenires y recuerdos artesanales a precios alcanzables para los turistas.
A Cartagena siempre se le ha estigmatizado por el perfil de parte de sus visitas estivales y en cierto grado es razonable y comprensible, no obstante, lo popular en absoluto y de ninguna manera tienen que ver con lo delincuencial; Cartagena, hoy más que nunca requiere presencia policial,“para que tengamos un verano lo más tranquilo que se pueda”.

HUBERZZA