Del Terciopelo y la Mezclilla

Radio Splendid fue la primera emisora chilena y sudamericana en trasmitir en Frecuencia Modulada. Eso fue en 1951.
La llegada de ésta a la que luego se agregarían otras, entre ellas «El Conquistador» que aún permanece en el aire, significaron incorporar en la radiofonía un nuevo concepto en la locución.
No está claro el motivo, tal vez por diferenciarse de las tradicionales radios en Amplitud Modulada (AM) las primeras pusieron tras los micrófonos a locutores de voces profundas, de tenor o bajo, hablar pausado y un tono casi plano, de esos que no dejan traslucir emociones. A ello agreguemos un aceptable manejo del idioma y pronunciación perfecta. No se comían las eses finales. No parecían locutores chilenos.
Por muchos años se mantuvo imperturbable esa línea; locutores de voz «microfónica», mayoritariamente hombres.
Las radios FM no tenían departamentos de prensa de tal modo que le cupo a la televisión el mérito de llevar por el éter las noticias hasta los hogares chilenos. Y como conductores de sus noticieros, locutores profesionales. Recuerdo a Pepe Abad, Patricio Bañado, Cesar Antonio Santis, Esteban Lop y Jorge Cruz Jhonson.
Los periodistas tras las cámaras y no existía en forma establecida, lo que hoy conocemos como «noteros».
A mediados de los 70 tímidamente en un principio e inspirados en lo que ocurría en la televisión yanky poco a poco los locutores fueron siendo reemplazados en la conducción de los noticieros por periodistas. El Colegio de Locutores Profesionales intentó dar la pelea…que por cierto se hace evidente perdió y terminaron por salir de la pantalla.
El golpe de gracia del desembarco del hijo de vecino sin escuela, con nuestra típica voz de pitó medio amariconada, que se come las últimas letras, no usa el plural y está repleta de modismo lo dio la Radio Rock and Pop cuando decidió ser también ser una casa televisiva y aprovechando el definitivo desembarco de nuestra forma de hablar vulgar puso en pantalla a los mismos charrasqueados de la radio. De ahí salieron la Monserrat Alvarez por ejemplo, El Rumpy, Karin Yanine, Ivan Valenzuela, El Pera, Salfate, los más tipos de hablar corriente, lleno de vulgaridades, muletillas y lugares comunes. Y no podía ser de otra forma puesto que su público objetivo era los adolescente y la Idea era mimetizarse para ser cercanos.
De ese modo la vulgaridad se hizo común y salvo radio El Conquistador hasta hoy, las demás hacen, día a día, de caja de resonancia del hablar lumpezco del chileno medio.
Auditores y radio emisoras se retroalimentan.
Es mi opinión que les asiste un gran dosis de responsabilidad en el pobre uso del idioma del chileno corriente.
Y la televisión no se ha quedado atrás.
Si bien los conductores de sus noticieros no son locutores profesionales al menos con cinco años de universidad en el cuerpo era esperable se manejaran con el español.
Así como el escalpelo es al cirujano lo es la palabra al periodista.
Afortunadamente estos últimos no practican intervenciones quirúrgicas porque, sobre todos los noteros son el mejor ejemplo que sus años de universidad no le sirvieron para tenerle respeto al idioma de Cervantes.
Una amiga peruana me contaba que Estúpido Cupido, teleserie de TVN había sido exibida por la TV abierta de su país y retirada a poco andar porque no se les entendía nada a los actores. Es que «no hablaban en español sino que en chileno» que a ojos de ellos es una asquerosidad.
La ordinaries nos ha penetrado tan fuerte y no nos damos cuenta.
Mi nieto menor, hijo de profesionales universitarios habla algo mejor que el promedio…lo que por cierto no provoca admiración entre sus compañeros. Al vestir, al interactuar socialnente. Nuestro lenguaje gestual es grotesco y grosero.
Y los medios de comunicación social, en el convencimiento que no les asiste una función pedagógica, poco a poco se hizo una con todo lo que tiene que ver con la subcultura canera. Los adolescentes visten como las gangas centroamericanas y el regetton cuya cuna la comparten los prostíbulo con las letrinas campea.
Y es que en ese afán tan humano por «pertenecer», por ser parte de hay que ser como la masa.

Alejandro Iglesias