“¡Salud para todos!”
Ya han pasado 75 años de aquel 7 de abril de 1948, fecha en que se fundó la Organización Mundial de la Salud(OMS) con el principal objetivo de promover la salud en todo el orbe, procurando bienestar en la población, relevando las principales problemáticas en salud pública y haciéndose cargo de las inequidades propias de un mundo en constante cambio.
La salud ha sido siempre una preocupación inherente a la raza humana, desde los inicios de la civilización hemos sufrido embates de pestes y catástrofes naturales que impactan en la salud y dan cuenta de lo vulnerables que somos, siendo la actual pandemia un claro ejemplo de cuan frágil es nuestra especie, dejando, de paso, al desnudo las desigualdades que en pleno siglo XXI aún existen entre las distintas latitudes del planeta. Esto a su vez, evidencia como las determinantes sociales juegan un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo del ser humano, por lo que, es de suma importancia que los estados sean capaces de proporcionar las mejores condiciones laborales, de vivienda, seguridad y un mejor entorno, dando así garantías para un desarrollo adecuado de todos y todas.
La “Salud para Todos”- tema impulsado por la OMS este año- no puede ser un espejismo o una quimera que se sustente solo en lo epistemológico, debe ser una realidad, carne viva en los pueblos que claman y demandan mejores condiciones sanitaria. Es aquí donde los profesionales del área tienen la obligación de generar ambientes terapéuticos humanizados y contribuir de manera adecuada al fomento, prevención y recuperación de la salud.Así también, comunidades, familias y personas deben hacerse cargo de construir espacios saludables y sustentables que influyan positivamente en su propio bienestar.
La OMS también nos propone el lema “75 años mejorando la salud pública”. En ese sentido, es necesario entender que la “salud pública” se debe construir desde lo empírico, apuntando siempre a la excelencia y legitimidad. Su esencia debe estar centrada en la dignidad humana y plasmarse en el quehacer diario del personal de salud sin excusas para brindar una atención que no sea otra que la de más alto estándar, atendiendo además permanentemente valores internos, metas socialmente aceptadas y logrando que las virtudes opaquen cualquier indicio de mala praxis.
El esfuerzo mancomunado debe ser la aspiración de “Salud para Todos” y de las metas sanitarias que apuntan a la equidad y participación social, a través de un modelo de salud centrado en las personas y los pueblos, dejado de lado el egocentrismo propio de la hegemonía del modelo biomédico, que trasunta a la impersonalidad y se aleja de la humanización propia de los cuidados integrales.
Luis Muñoz, director carrera de Enfermería, Universidad Santo Tomás Sede Viña del Mar