Si vas para Chile (o al amigo cuando es forastero)
La inmigración en Chile no es un fenómeno nuevo. Importantes procesos de inmigración se produjeron hacia mediados del siglo XIX y continuaron durante las primeras décadas del siglo XX. Españoles, alemanes, italianos, ingleses, entre otros, llegaron a colonizar el territorio, generando importantes centros comerciales, industriales y culturales.
En la actualidad Chile vive una crisis migratoria, la que se ha producido, en importante medida, como consecuencia de una inadecuada capacidad de respuesta del Estado frente a la inmigración y, particularmente, debido al ingreso ilegal de extranjeros al territorio nacional. Ello ha obligado al gobierno a iniciar procesos de expulsión administrativa, con una eficacia al menos “modesta”. La cuestión resulta delicada y compleja desde diversos puntos de vista.
Desde un punto de vista humanitario, la inmigración ilegal comporta no solo perjuicios para los nacionales, sino que incluso para aquellos extranjeros que han ingresado a nuestro país cumpliendo con los requisitos exigidos por la ley.
Desde un punto de vista político, se observa una institucionalidad desbordada que no ha dado respuestas satisfactorias a una problemática que afecta a todos los chilenos e inmigrantes legales. Y el problema se produce no solo en cuanto al acceso y la falta de control, sino que incluso cuando esa institucionalidad pretende hacer efectivas las medidas de expulsión. En otros términos, se advierte una débil política pública frente a esta problemática.
Desde un punto de vista económico, la materialización de los procesos de expulsión comporta un elevado costo económico para el Estado, cuyas finanzas no gozan de la solidez de hace algunos años.
Por último, hay un dato no menor: según un estudio de Corpa Market Intelligence, el 82% de los consultados cree que la inmigración esta “descontrolada” y un 58% cree pertinente avanzar en procesos de expulsión. Ello no es sino un índice de que para los nacionales y extranjeros residentes legales, el problema exige respuestas efectivas e inmediatas.
En 1942, Enrique Motto Arenas, más conocido como Chito Faró, escribió una bella melodía en ritmo de vals que en una de sus estrofas enviaba un saludo al extranjero: “Campesinos y gentes del pueblo, te saldrán al encuentro, viajero, y verás cómo quieren en Chile, al amigo cuando es forastero…”. Y es que en Chile más allá del contexto, siempre se ha recibido bien al amigo extranjero cuando este desea contribuir e integrarse a esta nación, con sus tradiciones, cultura y honesto esfuerzo.
Dr. Carlos Salinas Académico Escuela de Derecho Universidad de Las Américas