Trabajo social y diálogo en Chile: una manera de enfrentar la radicalización de los conflictos
Nuestro país ha enfrentado un aumento en las expresiones de violencia, particularmente en las ciudades más grandes como Santiago, manifestándose en una variedad de formas que incluyen delitos violentos como robos, asaltos, homicidios, así también en situaciones cotidianas ligadas a la complejidad de la convivencia social, resueltas muchas veces con un alto grado de agresividad entre las partes.
Razones variadas explican y se identifican en este aumento exponencial de la violencia: desigualdad económica, falta de oportunidades para jóvenes, aumento del consumo problemático de drogas, bandas de personas ligadas al narcotráfico, entre otras.
Cuando nos referimos a estas situaciones que afectan la convivencia social y ponen en tensión la interacción entre las personas, es posible que dirijamos nuestra mirada a profesiones que abordan lo social como objeto de estudio y de intervención. Al hablar de trabajo social desde la perspectiva de la acción social, nos referimos a una disciplina que se ocupa de conocer causas y efectos de los problemas sociales, con la intención de que personas, grupos y comunidades asuman una acción organizada, tanto preventiva como transformadora, que mejoren condiciones de baja cohesión social o derechamente violentas. Respecto a esta acción organizada la referencia al vínculo entre personas se convierte en un basal para una sostenida y efectiva labor.
Las metodologías de diálogo se caracterizan por promover participación e intercambio de ideas entre diferentes actores sociales, con el fin de generar soluciones a problemáticas comunes y construir consensos en un marco de respeto y reconocimiento mutuo, sin desconocer el valor de la justicia respecto de condiciones estructurales que desatan la violencia.
La invitación al vínculo que constituye el diálogo, a través del trabajo social directo, es superar la lógica de “negociar” tan instalado en la conversación familiar, laboral o política actual. El dialogar nos pone sobre acuerdos, más que sobre diferencias, nos da la posibilidad de adentrarnos en un proceso que transforme y acuerde nuestras discordias de fondo y concierte nuestra convivencia.
Frente al actual contexto social que atraviesa nuestro país, la búsqueda de instancias que permitan acercar posiciones radicalizadas, requieren desarrollar y promover espacios de encuentro basados en el diálogo, que tengan como punto de partida la generación material de confianzas para dar paso al reconocimiento y validación de los otros como legítimos otros, con los que nos dispongamos a dialogar temas que nos acerquen y en los que podamos converger y establecer mínimos acuerdos, que sienten las bases para plantear temas complejos, los que seguramente requerirán de mayor tiempo y profundización.
Para iniciar este camino, el trabajo social puede aportar como disciplina que ha estado presente por casi 100 años en Chile y que en sus bases promueve acciones que se orientan a la reconstrucción del tejido social.
Paula Leiva, Directora de Escuela Trabajo Social de Universidad de Las Américas
Adriana Sanhueza, Académica de la Escuela de Trabajo Social de Universidad de Las Américas
Ambas del Núcleo de Investigación Social Aplicada