«La Resiliencia Mental: Un Pilar Fundamental en la Reducción del Riesgo de Desastres»
A mediados de octubre se celebra el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres. Conmemoración donde destaco un aspecto crucial que a menudo se pasa por alto en nuestras conversaciones sobre catástrofes naturales y emergencias: la salud mental. Como psicóloga, creo firmemente que la resiliencia mental es un pilar fundamental en nuestros esfuerzos por reducir el riesgo de desastres y construir comunidades más resilientes.
Cuando pensamos en desastres naturales, es fácil enfocarse en la preparación física, como tener suministros de emergencia y un plan de evacuación. Si bien estas medidas son esenciales, no debemos subestimar el impacto que estos eventos pueden tener en nuestra salud mental. Cada desastre lleva consigo historias humanas de trauma, miedo y pérdida. Detrás de las cifras de daños materiales, existen personas que enfrentan emociones abrumadoras.
El trauma psicológico, especialmente para aquellos que han perdido sus hogares o seres queridos, puede ser igual de devastador que el daño físico. Las personas que han vivido un desastre pueden experimentar síntomas de estrés postraumático, ansiedad y depresión. Es en estos momentos difíciles que la psicología y los primeros auxilios psicológicos entran en juego.
Los primeros auxilios psicológicos, se centran en proporcionar apoyo emocional y psicológico inmediatamente después de ocurrido el evento, a quienes han experimentado un evento crítico. Se basa en principios como la empatía, la escucha activa y el respeto por la autonomía de la persona afectada. Los profesionales de la salud mental en situaciones de desastre juegan un papel crucial al ayudar a las personas a procesar sus emociones, reducir la ansiedad y recuperar un sentido de control sobre sus vidas.
Es importante recordar que la respuesta emocional varía de una persona a otra. Algunos requerirán más apoyo que otros, y debemos respetar las diversas formas de afrontamiento. Además, el impacto psicológico de un desastre puede persistir mucho tiempo después de que la comunidad haya comenzado su proceso de reconstrucción. Por lo tanto, el cuidado de la salud mental no debe ser una medida única; debe ser una parte integral de nuestro enfoque en la reducción del riesgo de desastres.
En un mundo donde el cambio climático está aumentando la frecuencia e intensidad de los desastres naturales, es esencial que tomemos medidas para fortalecer nuestra resiliencia mental. Esto implica no solo brindar apoyo a las personas afectadas, sino también crear comunidades donde se promueva la apertura y la comunicación sobre la salud mental. Debemos derribar estigmas y fomentar la empatía y la solidaridad.
Recordando esta conmemoración sobre la Reducción del Riesgo de Desastres, hay que enfatizar que la resiliencia no es solo física, sino también mental. Al cuidar nuestra salud mental y la de los demás, contribuimos a la construcción de territorios más seguros y comunidades más fuertes que pueden enfrentar los desafíos que el futuro nos depara con valentía y determinación. La salud mental es un recurso valioso en nuestra búsqueda de un mundo más seguro y resiliente.
Ximena Fernández Vicente, académica de la Escuela de Psicología, UNAB Sede Viña del Mar