La revolución pendiente: Gestión de residuos orgánicos domiciliarios
Sin duda el tránsito del Antropoceno nos marca el término del calentamiento global, para dar paso al periodo de “Ebullición Mundial”, lo que significa que es imperativo disminuir las emisiones de gases efecto invernadero (GEI), para ralentizar el punto crítico que desencadena una serie de eventos climáticos extremos.
Con una población mundial que supera los 8 mil millones de personas, la generación de basura o residuos, es una de las principales fuentes de emisiones de GEI (3,3%), por lo que es urgente generar lineamientos estratégicos, para abordar de manera efectiva la gestión de Residuos Orgánicos Domiciliarios (ROD).
En Chile, el 58% de la basura en los hogares son residuos orgánicos, los que casi en su totalidad son enviados sin tratamiento a vertederos y rellenos sanitarios saturados, generando gases como metano y dióxido de carbono, malos olores y contaminación.
Otra cifra impactante en el país, es que sólo el 1% de la población realiza una gestión de ROD, donde la baja cobertura de los servicios de recolección, las malas condiciones de los sitios de disposición, el desincentivo para el reciclaje, la falta de educación ambiental, son algunos de los problemas.
En una municipalidad, gran parte del presupuesto corresponde al ítem residuos. Si solo pudiéramos recuperar un 70% de los ROD,alivianaríamos las arcas municipales y aumentaríamos la vida útil de los vertederos y rellenos sanitarios.
Actualmente el Ministerio de Medio Ambiente está trabajando para aplicar una Ley ROD, con metas a corto y largo plazo, con una promoción de prácticas de reciclaje en el hogar, inversión en infraestructura para la recolección y la segregación en origen, lo que constituye un gran avance.
El compostaje valoriza los ROD, ya que su ventaja es contribuir al incremento de materia orgánica de los suelos agrícolas, y por tanto a la mejora de su fertilidad, estructura y retención hídrica, previniendo así su erosión y degradación. Con lo anterior, se obtiene un subproducto que es un insumo para el compostaje, valorizando la basura y evitando el envío avertederos que generan impactos ambientales negativos a los ecosistemas.
Además, se ahorran recursos y uso de abonos químicos, ya que el compost contiene macronutrientes como el nitrógeno, fósforo, potasio y micronutrientes indispensables para el crecimiento de las plantas. Finalmente, mejora la productividad en los campos y es compatible con la agricultura orgánica.
Un ejemplo de todo lo anterior, es el proyecto“Biocompost fortificado para el control biológico en la agricultura”, que gracias al Fondo de Innovación para la Competitividad, se está iniciando en la comuna de Cabrero en Biobío y que además une el trabajo de vecinos, municipio, agricultores,Prodesal, empresa Masisa y la Universidad del Bío-Bío.
Esta sinergia permitirá que un grupo de vecinos pueda gestionar de manera sostenible sus residuos domiciliarios, los que serán retirados para llevarlos a una cancha de compostaje, donde serán mezclados con un estructurante derivado de material leñoso y aserrines industriales, que harán un biocompost para la agricultura.
En esta iniciativa, el proceso diferenciador será la incorporación de Trichodermas, hongos simbióticos de las plantas,que, en la mezcla, actuarán como protectores de enfermedades de la agricultura, lo que asegurará un control biológico frente a enfermedades.
Lo anterior, transformará a la comuna de Cabrero en un ejemplo del proyecto de Ley de reciclaje de residuos vegetales que impulsa el Ministerio de Medio Ambiente y que entregará ventajas significativas en el ámbito ambiental, económico, sanitario y social.
La revolución pendiente en la gestión de residuos orgánicos es una oportunidad para Chile, no sólo para reducir su huella ambiental, sino también para crear empleo y fomentar la conciencia desde las familias comprometidas en la segregación de residuos domiciliarios, que es el primer paso cambio de conciencia social-ambiental.
Es hora de dar el paso hacia un Chile más verde y sustentable.
Dr. Ramón Ahumada Rudolph, Co-Director Laboratorio de Química Aplicada y Sustentable – LabQAS, Universidad del Bío-Bío