Por un Panamericano contra la diabesidad

A pesar de las nuevas herramientas de control, prevención y diagnóstico temprano, la prevalencia mundial de la diabetes mellitus (DM) sigue en aumento, principalmente en economías emergentes como la chilena. La DM tipo 2 representa más del 90% de todos los tipos de esta enfermedad y actualmente cumple con los criterios epidemiológicos para definirla como pandemia.
Por otro lado, datos recientes publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, posicionan a Chile como el segundo país del mundo con mayor población adulta con sobrepeso y obesidad (3 de cada 4 adultos), después de México quien lidera el ranking.
El concepto de diabesidad forma parte de una estrategia sanitaria mundial que tiene por objetivo visualizar la estrecha relación observada en personas con DM tipo 2 y la obesidad.
En conjunto con otros factores de riesgo cardiovascular como el sedentarismo, el hábito tabáquico, hipertensión arterial y dislipidemia, esta patología promueve el desarrollo y aparición de lesiones en los grandes vasos sanguíneos, limitando el paso adecuado de sangre hacia el corazón o cerebro, produciendo el infarto al corazón y accidente cerebrovascular respectivamente.
La DM también puede generar lesiones en vasos sanguíneos más pequeños como los de la retina, riñón o nervio periférico. Estas complicaciones microvasculares son descritas como retinopatía, nefropatía y neuropatía diabética, respectivamente. Estas enfermedades son consideradas como las principales causas de morbilidad, mortalidad y discapacidad en países occidentales, afectando mayormente a personas laboralmente activas.
Como si no fuera suficiente, la situación epidemiológica infantil en nuestro país no es auspiciosa, con cada vez más niñas y niños con sobrepeso y obesidad, prediabetes y enfermedad hepática grasa asociada a disfunción metabólica, lo que augura una problemática sociosanitaria mucho más compleja.
Por este motivo, es de suma urgencia actualizar las políticas públicas en este ámbito, fortaleciendo el Programa de Salud Cardiovascular y Programa Vida Sana, principales estrategias sanitarias para el control de factores de riesgo cardiovascular en la población adulta e infantil. En esta línea, una de las estrategias más efectivas es la creación de centros de rehabilitación cardiometabólica, lugar físico adaptado para realización supervisada de ejercicio físico regular, que tiene como objetivo central limitar el desarrollo de complicaciones macro y microvasculares a mediano y largo plazo en personas con diabesidad.
A su vez, debemos plantear soluciones reales de seguimiento y acompañamiento en nuestra población infantil, promoviendo hábitos de vida saludable e incrementar los niveles de actividad física y deporte.
De manera similar a la organización de unos Juegos Panamericanos, esta estrategia debe ser una política de Estado de largo aliento, que impactará de manera muy positiva en los recursos económicos del país, pero principalmente en la mejora de la calidad de vida de las personas.

Lucas Opazo Académico investigador de la Escuela de Kinesiología UDLA Sede Concepción