Achoclonado

Se dice que Chile y Argentina son los países de habla hispana que han contribuido con más neologismos al idioma.
Achoclonado, achoclonarse y choclón, chilenismos derivados de choclo y que la RAE lo define como juntarse en forma desordenada.
Y la asociación es más que obvia y no necesita explicarse.
Hay diversos motivos por los cuales los seres humanos formamos choclones, unos más numerosos que otros pero comparten el concepto de una reunión, agrupación, asociación…más o menos estable y que puede estar compuesta por muchos o pocos miembros que comparten un principio, una creencia, un punto de vista, un supuesto.
Y se da entre sus componentes lo que la antropología social llama ESPÍRITU DE CUERPO.
Hay choclones grandes que se subdividen en otros más pequeños. Y siempre el más básico, más obvio, más evidente y que no requiere mayor explicación es la familia.
El concepto de filialidad se ha dado en todas las culturas.
Si bien es cierto que estos grupos, nunca muy numerosos compiten con otros como ellos rara vez se llega a las manos. Es más, la costumbre arraigada (por lo que se sabe) en todos los pueblos de los que se conoce su historia de la institución del matrimonio por acuerdo tenía por propósito eminentemente económico. Sumar bienes para mayor poder de los grupos que terminaban asociándose por nupcias.
Los choclones comparten territorio y cultura soterraneamente compiten entre ellos.
Y, porque compiten, siempre favorecen a quienes conforman su choclón básico.
Por eso nada tiene de sorprendente que esté tan arraigado en nosotros eso que los sociólogos llaman Nepotismo y que definieron como una desmedida preferencia por favorecer a parientes con concesiones y/o trabajos públicos.
Pero…sin irnos tan en la profunda, a la hora de los quiubos ¿quien no prefiere a un pariente en vez de un extraño para…por ejemplo…darle trabajo?
Cuando Patronato (en Santiago) era EL barrio «turco» por excelencia, a la tienda que entrarás veías que toda la familia laboraba en el lugar. Desde el padre en la Bodega, los hijos y la esposa dependientes y la abuela en la caja.
Favorecer a la familia y a nuestros amigos es consustancial a la vida en sociedad.
La meritocracia es una fábula. No existe. El éxito está íntimamente relacionado, al menos en un principio por los contactos.
Quién tiene los mejores logrará el puesto de trabajo. Sus perspectivas de desarrollo social siempre serán mejores porque, en una sociedad cada vez más competitiva, tener a un pariente o a un amigo, a un amigo de un amigo, a un camarada o un correligionario abre más puertas que el talento personal.

Alejandro Iglesias