Kratein

Casi todos los sistemas de gobierno que nos hemos dado tuvieron su inicio en la antigua Grecia. Explica el porque de sus apelativos.
Talasocracia, Teocracia, Plutocracia, Aristocracia y Democracia.
También tuvieran reyes.
Solo Cesares, Zares y Faraones no tienen origen en la península balcánica.
La democracia fue un fenómeno político y cultural tan trascendente como el monoteismo en la que hoy llamamos tradición judeocristiana cristiana porque marcó a tres continentes; Asia occidental, Europa y América.
Los atenienses llamaron Demoskratein (gobierno del pueblo) a un sistema en donde el pueblo elegía a representantes y gobernadores.
Imperfecta por cierto a los ojos modernos porque no podían ser electores las mujeres, esclavos y extranjeros.
El primer intento Democrático duró 186 años, desde el 508 hasta el 322 AC terminando por la invasión y conquista macedonica de la ciudad estado de Atenas.
Y no volveríamos a oír hablar de ella hasta la Revolución Francesa.
La griega fue una democracia directa toda vez que los ciudadanos se reunían en el Agora, que era su centro cívico y comercial a discutir las cuestiones del estado, un lujo que se podían permitir porque aún cuando se sabe que en su época de mayor esplendor la ciudad llegó a tener unos 300 mil habitantes pero, dadas las restricciones antes dicha, se ha calculado que solo entre el 1% y 2% tenían derechos ciudadanos.
Para cuando nos. topamos otra vez con ella los centros urbanos estaban demasiado poblados. La Francia pos revolución tenía 27,6 millones de habitantes.
Así las cosas los franceses podían elegir a un gobernante pero se hizo necesario recurrir a ciudadanos que pudieran intervenir, representar a la población ante los gobernantes.
Nació entonces lo que hasta hoy se práctica y que llamamos Democracia Representativa.
Se creó la institución del parlamento y quienes llegaban a ocupar cargos en el eran electos.
Una suerte de intermediarios entre los ciudadanos y el poder.
Debemos reconocer que era la consecuentes lógica. Porque, ¿de qué otro modo el gobernante podía darse por enterado de lo que demandaba el pueblo?.
Impracticable una suerte de asambleas públicas para escucharles.
Desde esa época los políticos se han dado maña para al final del día torcer la voluntad popular.
En los EEUU los ciudadanos tienen la posibilidad cierta de poder escribirle a sus representantes y cada uno de ellos tienen a su servicio un numeroso grupo de asistentes que tienen a los congresistas al tanto de lo que sus representados opinan de los vaivenes de la cosa pública. Se reúnen con en ellos, les convocan a consultas distritales y por ende están muy al tanto de lo que la masa opina de esto, eso y aquello.
No sé cuantos de ustedes alguna vez le ha escrito a sus representantes, nacional o distrital.
Yo lo hice. De los en ese momento senadores solo me respondió el senador PPD Felipe Harboe y no hace mucho, a causa de mis problemas de salud le escribí a todos los diputados del distrito y el único que se dio por aludido fue el diputado RN Andrés Celis.
Porque…es penosamente cierto que ya electos se desentienden de las bases y eso que llaman Semana Distrital es para salir a cambuyonear con los dirigentes provinciales de su partido y para de contar.
Por eso el desapego. Por eso la sociedad los ve distantes…desenchufados del menudeo del pueblo.
Hoy apenas el 5% de los votantes milita en algún partido.
Por eso dieron un respiro de alivio cuando se rechazó la segunda propuesta constitucional que, entre otros cambios proponía eliminar a los partidos con una votación nacional inferior al 5% ya que de concretarse sólo sobrevivirían el partido Comunista, el Socialista, Renovación Nacional, la UDI y los Republicanos. Ninguno del Frente Amplio, ni el PR, el PDC, el PPD.
Urge incorporar poder revocatorio para las autoridades electas, desde concejales hasta el presidente, elecciones complementarias para reemplazar a un electo que pierda y/o deje el cargo y que el sistema de elección municipal, en que como en las carreras de caballo, gana el que llega primero.
Que se acabe con eso de que la alta votación de uno «arrastre» a otro.
Poner fin, en definitiva, a toda martingala matemática , porcentajes, proporciones, permita que se altere lo que la plebe ha dicho con su voto.

Alejandro Iglesias