¿DÓNDE RAYAN LOS LÍMITES DEL FANATISMO?

Que lamentable es ver como el ser humano en ocasiones  comete tantos actos brutales e intransigentes, solo por sus creencias religiosas y en ocasiones por el fanatismo  futbolístico.
      Estos dos ejemplos que describen la dañina y destructiva genética de algunos seres humanos, hoy en día están a la vuelta de la esquina  en este planeta que habitamos.
El fanatismo, es la conducta humana de tener una fe casi ciega en sus convicciones  y  discrepar apasionadamente con los que no participan de sus dogmas, en el fondo,  a los  disidentes de sus creencias con la intolerancia e incapacidad de admitir la diversidad en el mundo y aprender de los otros. El fanatismo en sí, encierra el apasionamiento incondicional  y una tenacidad desmedida en la defensa de nuestras creencias u  opiniones en temas como la política y en el caso puntual de esta crónica, el fanatismo religioso y la pasión exagerada, desmedida e irracional de algunos hinchas  futbolísticos.
¿Por lo tanto; es negativo ser un fanático? En estricto rigor, será bueno o malo el serlo, según el grado de fanatismo que poseamos, ya que la descripción sociológica de esta pasión es: “Tener una preocupación o entusiasmo por algo”. Entonces, según esta definición, y a mi modo de ver, QUE EL FANATISMO SEA NEGATIVO O NO, va ligado directamente con el nivel de sentimientos hacia determinadas causas, opiniones o gustos; existiendo los fanáticos comunes  y corrientes, que defienden sus ideas, tendencias y principios, con argumentos viscerales y apasionados, no obstante, sanos y pasajeros. Por otro lado, están los súperfanáticos, con un apasionamiento desmedido e incondicional, con precaria empatía y poseedores de poca inteligencia emocional; y finalmente están los fanáticos patológicos, dañinos e intolerantes, con conductas  criminales, enfocándose en una persecución enfermiza  hacia los que discrepan con ellos, haciendo  un modo de vida donde todo gira en su fanatismo exacerbado.
      Muchos simpatizantes de equipos de fútbol chilenos lamentablemente caen en mi última apreciación, como fue lo acontecido en la  gentil, generosa y hospitalaria ciudad de Mendoza la semana pasada, es de una conducta  de hinchas vandálicos,  orates y criminales, pertenecientes al club de fútbol que se auto denomina ser  el más popular y grande de Chile; vergüenza da, que muchos FANATICOS DEL POPULAR HAYAN AGREDIDO EN PATOTA a una persona  dejándola inconsciente por el solo hecho de vestir una camisera de  otro equipo; siendo esta  una  demostración de un fanatismo patológico.
En referencia al otro fanatismo que menciono, me provoca  mucha inquietud y preocupación que un gran porcentaje de seres humanos en nombre de su fe religiosa ejecuten tantos crímenes; conducta  inhumana  y genocidica, ya que en nombre de su Dios realizan  estos actos tan distantes a las parábolas de sus credos; mi preocupación se basa, en que las religiones promueven el perdón, la paz, la espiritualidad, la hermandad y  la empatía, la ética y la moral, la gratitud, la tolerancia y la inclusividad; el fortalecimiento de la relaciones interpersonales y la esperanza en la raza humana.
Entonces, ¿Dónde rayan los límites de las pasiones? simple, en tomar ese importantísimo y fundamental combustible para la vida  con cautela, con buen genio, con empatía y respetando  las tendencias y opiniones de los demás, sin ser juez ni verdugo moral.
HUBERZZA