De un apacible peatón, a un Hulk al volante

Existe un corto metraje animado de Walt Disney realizado en el año 1950 llamado “Motormanía”, en el que Tribilín representa a una plácida persona que transita a pie por la vía pública, siendo muy respetuoso de las normas viales y demostrando un excelente comportamiento ciudadano. Y de improviso, se transforma en un completo energúmeno, al ingresar a su automóvil a conducir. Lo logrado por los caricaturistas de Disney, en la transformación de Tribilín es brillante; de un tranquilo y amable peatón a un Hulk al volante.
Esta caricatura retrata perfectamente a pesar de los años transcurridos, los comportamientos bipolares de los automovilistas chilenos con sus perturbados estados de ánimo; reflejados y revelados lamentablemente en sus conductas viales; de apacibles doctores Bruce Banner transitando a pie, al furioso y arrebatado Hulk manejando su automóvil.
Es increíble que ya hayan transcurrido casi 75 años de la filmación de este corto metraje animado que Disney creó, con un guión y argumento cinematográfico caricaturizando la poca tolerancia y falta de respeto de la gran mayoría de los conductores en las grandes ciudades, con sus cambios de conducta de peatones a conductores.
Esta mutación refleja una clara falta de respeto, al sentarnos a conducir nuestros vehículos, transformándonos en maníacos eufóricos y provocadores. Comportamiento que sin ninguna duda los psiquiatras no vacilarían en catalogarlo como un trastorno disociativo de la identidad o más comisado como el trastornó de personalidades múltiples.
La metamorfosis explosiva, del apacible Goofy como transeúnte, al energúmeno conductor irresponsable, es un Tribilín disfuncional que todos en cierto grado y nivel llevamos dentro; en ocasiones nos transmutamos en verdaderos monstruos y somos un peligro público, actuando como seres insensatos frente al volante, parecemos conductores embriagados y narcotizados de intolerancia y poco tino; incapaces de prever el daño que podemos ocasionar con esta conducta de sicópata asesino. Los argumentos para ser rápidos y furiosos, no son válidos, son de ficción cinematográfica, de una insensatez peligrosa y mortal.
Las malas prácticas al volante son muy comunes en nuestro país. Los ejemplos sobran y uno es; si el tránsito en un cruce de calles no se encuentra REGULADO por un carabinero, un disco ceda el paso, un disco pare o un semáforo; existe cero respeto al DERECHO PREFERENTE DE PASO, e incluso, muchos automovilistas con licencias de conducirlo desconocen, y por ende no lo respetan, provocando situaciones claras de colisiones evitables. Otros son. El abusivo exceso de velocidad, el adelantamiento en curvas y en las vías con línea continua; la inconsciencia al hablar por celular o usar redes sociales al conducir, el no usar los cinturones de seguridad como es debido y transitar con luces apagadas; suelen traer horrendos resultados.
Seamos el Tribilín entretenido y cortés de la animación “Motormanía” de Disney, no el energúmeno e imprudente Goofy automovilista. Ni menos un Toretto conductor y sus otros personajes manejando veloces en el films “Rápido y furioso”;ya que, sus hollywoodenses pericias al volante, no llevan a buen destino. Mejor llegar tarde, que no llegar.

 

HUBERZZA