DE MOTU PROPIO ¿Y EL PROBLEMA AMBIENTAL…?
En el año 92 la Asamblea General de las Naciones Unidas, convocó a una Conferencia Mundial Sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Conocida como ECO 82, esta convocatoria estaba llamada como una oportunidad planetaria para la redefinición del concepto de desarrollo que en estos tiempos predomina, antelas nefastas consecuencias ecológicas y económicas a largo y corto plazo.
Durante la campaña presidencial de ese tiempo por canalizar una mayor calidad de vida y la conservación o protección de ciertos recursos, lo que lleva a los sectores políticos a realizar esfuerzos para canalizar estas demandas.
Otro dato a considerar lo constituye la existencia de un movimiento creciente y organizado que, desde la preocupación por la ecología y el medio ambiente, tiene mucho que aportar a la transición democrática –cómo lo ha expresado en el artículo “Aportes a la transición”, de Sara Larraín, La Nación 22-12-1990. Efectivamente se tiene, mejor dicho, tenemos que trabajar en la búsqueda de las nuevas fuerzas productivas y políticas que logren impedir la destrucción y degradación de los recursos., lo que también ayudan y enriquecen las categorías tradicionales de análisis de los procesos sociales.
La Constitución Política de la República de Chile de 1980, en su capítulo III “de los derechos y deberes constitucionales”, señala “el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación” y agrega que es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza”. Señala también, que la “ley podría establecer restricciones específicas al ejercicio de determinados derechos o libertades para proteger al medio ambiente”. (Art. 19, número 8).
Sin embargo, paradojalmente, durante la década de los 80, la explotación de los recursos naturales no cauteló el medio ambiente, cuestión básica para prolongar el dinamismo económico futuro. Parte del llamado “boom” exportador, por ejemplo, se basó en el uso y abuso de los recursos naturales, dando lugar a una degradación de los ecosistemas, superior a su capacidad de regeneración.
Amplios sectores dce la población resultaron perjudicados, generándose un costo ambiental y social que redunda en un deterioro de la calidad de vida (salud, marginación de amplios sectores rurales, pér5dida de capitales naturales y del potencial productivo de los ecosistemas, etc.)
La “cuenta”del deterioro ambiental al asumir los gobiernos posteriores, ha sido alarmante: erosión severa de muchas zonas del país; desertificación aguda; contaminación de suelos, aires, agua y alimentos; pérdida de recursos genéticos; incremento descontrolado de la urbanización, y la gravísima situación de la pesca y el bosque nativo…
Pedro Cruz