Emociones en la práctica deportiva: ¿cómo podemos regularla?

Somos seres racionales, pero sobre todas las cosas, seres de emoción. ¿Somos conscientes de esta maravillosa virtud? Pareciera que solo cuando una persona está en un estado de ansiedad o de angustia se permite reconocer y expresar sus emociones, ya que, si no lo realiza, se generan privaciones que se somatizan en inhabilitaciones motrices y mentales que dificultan la toma de decisiones.

Una de ellas es la ansiedad, emoción caracterizada por un estado de aprehensión, tensión y nerviosismo que al expresarse puede comprometer elementos somáticos, cognitivos y niveles de autoconfianza, afectando directamente al desempeño deportivo. Ahora bien, ¿cómo es posible regular estas sensaciones en los deportistas cuando no existe un psicólogo en el grupo?

Frente a lo anterior, surge el siguiente cuestionamiento: ¿el deportista, conoce su cuerpo más allá de sus respuestas fisiológicas al entrenamiento físico? Pareciera que no, y no por falta de conocimiento, sino del espacio en donde pueda conectar consigo mismo. La vida del deportista local es sumamente compleja, puesto que tiene que rendir en todas sus aristas sociales: ser persona, familia, estudiante, trabajador y, sobre todo, deportista. Por lo mismo, es necesario poder nutrir esta capacidad y entenderla como fundamental.

Una estrategia efectiva para dar respuesta es el mindfulness (del pali, Sati, que significa atención, conciencia), técnica meditativa fuertemente avalada por la ciencia. Al estar consciente en el presente, mediante ejercicios de escaneo corporal, yoga y respiración, permite en el practicante desarrollar la concentración, autorregulación, autovaloración y aceptación, conllevando a un estado de flujo (flow) que para el contexto deportivo se traduce a una buena performance, permitiendo contrarrestar estas manifestaciones iniciales y regularlas. A su vez, implica menores niveles de estrés, sumado a una comodidad física y cognitiva.

Es importante mencionar que estas líneas hacen alusión a algunas de las herramientas que permiten llevar al deportista a un estado de flujo. No obstante, también es necesario entender que lo reciente no garantiza el triunfo, sino el éxito en el manejo, reconocimiento y acción frente a emociones emergentes en la práctica deportiva misma, junto a un estado de concentración y plenitud atencional.

Ricardo Bascuñán Académico Escuela de Pedagogía en Educación Física Universidad de Las Américas