Sesenta años del triunfo de Frei Montalva y la “Revolución en Libertad”
Hace sesenta años, el 4 de septiembre de 1964, Eduardo Frei Montalva se consagró como vencedor en una elección presidencial que catalizó los procesos políticos de la segunda mitad del siglo XX en Chile. En un contexto de polarización y dispersión del centro político, resulta pertinente rememorar este hito histórico.
Durante la Guerra Fría, nuestro país representaba un escenario de confrontación ideológica que replicaba la pugna global, viéndose entre dos proyectos excluyentes. Manifestando críticas al marxismo y al capitalismo, surgió una tercera vía encarnada por Frei Montalva, quien ya contaba con una sólida trayectoria como ministro, senador y con un destacado tercer lugar en las elecciones de 1958.
En los comicios de 1964, Frei enfrentó a Salvador Allende, en su tercer intento apoyado por el FRAP, y a Julio Durán, respaldado por una derecha debilitada y el Partido Radical en el efímero Frente Democrático. El «Naranjazo», triunfo socialista en las elecciones complementarias de Curicó y Mataquito en marzo de ese año, alteró el panorama político drásticamente, llevando a conservadores y liberales a apoyar a Frei, aunque a regañadientes. Por lo cual, este último afirmó: “No cambiaré una coma de mi programa ni por un millón de votos”.
Frei presentó objetivos concretos que respondían a necesidades básicas y desafíos nacionales, proponiendo una «Revolución en Libertad» que combinaba modernización, reformas estructurales y antimarxismo, como la Reforma Agraria y la Chilenización del Cobre. Su planificación comenzó en 1962 en el Centro Coordinador del Plan, reuniendo a especialistas de diversas áreas, organizando congresos temáticos dirigidos a distintos sectores de la sociedad, incluyendo profesionales, mujeres, artistas, jóvenes, campesinos y pobladores.
La campaña de Frei desarrolló una estrategia comunicacional innovadora y eficaz, aunque agresiva en contra del FRAP, financiada por Estados Unidos según la Comisión Church. Más allá de la emblemática «Marcha de la Patria Joven», que impregnó de mística y patriotismo a un país tensionado, se desplegaron mensajes apuntados a cada grupo social. Para los sectores populares, el lema fue “El gobierno del pueblo comienza con Frei”; para los asentados irregulares, “Todo Chile bajo techo”. El voto femenino, que representó el 54% de su apoyo, fue conquistado con frases como “La mujer no lee estadísticas. La mujer tiene su propia estadística en la olla en que hace de comer”. A los campesinos les prometió “propiedad familiar” y “cooperativa”. Incluso buscó respaldo en los militares, comprometiendo “recursos y elementos necesarios para que puedan responder con éxito a su misión”.
En el ámbito internacional, abogó por una “Asociación Digna” con Estados Unidos que garantizara autonomía para restablecer relaciones con los países del Pacto de Varsovia, proponer reformas al Sistema Interamericano y la OEA, y la creación de un Mercado Común Latinoamericano para fomentar la integración económica y social de la región.
El resultado electoral fue contundente: Frei obtuvo el 56% de los votos, superando el 39% de Allende y el 5% de Durán, lo que le permitió ser nombrado Presidente sin necesidad de recurrir al Congreso Pleno. Llegó al poder acompañado de históricos compañeros de ruta desde las Juventudes Conservadoras, la Falange Nacional y la fundación de la Democracia Cristiana, unidos por su catolicismo, origen de clase media, formación profesional, principios del socialcristianismo y deseos de implementar su programa. Arribaron a La Moneda a trabajar y no a experimentar, destacando figuras como Juan de Dios Carmona, Jaime Castillo Velasco, Bernardo Leighton, Alejandro Magnet, Máximo Pacheco, Radomiro Tomic y Gabriel Valdés.
Así comenzó la «Revolución en Libertad», un proceso que culminó con dificultades en 1970, aunque aspiraba a inaugurar una era de gobiernos demócrata cristianos. Sin embargo, las elecciones presidenciales de 1970 encontraron a un partido fracturado por dolorosas deserciones y mimetizado con la Unidad Popular.
Desde septiembre de 2024, surgen interrogantes sobre cómo un triunfo tan sólido como el de 1964 pudo diluirse, por qué los individualismos prevalecen sobre los ideales y si es posible construir un proyecto de centro político duradero. Los herederos de Frei Montalva tienen razones para celebrar los 60 años de la «Revolución en Libertad», pero cabe preguntarse dónde se conmemorará con mayor ímpetu: ¿en Amarillos por Chile, en Demócratas o en la Democracia Cristiana?
Hugo Harvey Doctor en Estudios Internacionales y académico investigador de la Facultad de Comunicaciones y Artes Universidad de Las Américas