La ingeniería y la economía circular: un compromiso futuro para el desarrollo.
La concepción de la llamada “Economía Circular” nace de percibir las fuertes restricciones ambientales, económicas y sociales que hoy tenemos en nuestro planeta. Ello como consecuencia de un desarrollo explosivo anterior, la hoy llamada “Economía Lineal”, focalizada esencialmente en la generación de “productos y servicios” y que dio origen a la llamada Revolución Industrial. Si bien la “Economía Lineal” solucionó los problemas más inmediatos de la sociedad, no hizo consideración a los efectos sobre el entorno y los impactos que podrían ocurrir sobre el medio ambiente. Al cambio de lo “lineal” a lo “circular” contribuyeron claramente el desarrollo de la informática, las comunicaciones, y actualmente, sin duda, la inteligencia artificial, que nos permiten observar, conocer, modelar y prever prácticamente en forma inmediata los acontecimientos y sucesos que ocurren en todos los rincones del planeta, con lo que conocemos claramente los límites del lugar donde habitamos.
Sin embargo, no siempre los profesionales asociados a la Ingeniería han sido vistos como contribuyentes al desarrollo social y al impacto en la sociedad como otras ramas profesionales donde el vínculo con los seres humanos es más evidente.
Aun cuando ha sido parte de una confusión inicial, la Economía Circular es más que un simple reciclaje. El reciclaje corresponde a la acción de atacar las consecuencias y no las causas del problema. Corresponde, en el hecho, a una acción de “fin de tubo” para atacar los efectos finales y no sus causas. Así, se estima que como consecuencia del desarrollo de estos nuevos paradigmas el llamado “reciclaje” pase a integrarse al proceso mismo de fabricación de un producto. Ello significará fortalecer otras ramas de la ingeniería como el” diseño” y la “deconstrucción”, al objeto de preparar a priori el producto y descomponerlo en sus partes y contribuir así fácilmente a su integración a nuevos productos cuando el original cumpla su ciclo de vida. Por la misma razón, la “deconstrucción” también es una rama de la ingeniería que ha comenzado a tomar importancia con estos nuevos paradigmas: el producto final entregado a la sociedad debe tener impreso desde su construcción la propiedad de reintegrarlo en todas sus partes a un nuevo producto. Es una forma de imitar el proceder de la naturaleza, que no genera residuos y todo lo reabsorbe.
Hablar de la Economía Circular es hoy un lugar común para nuestro futuro desarrollo. Prácticamente todas las instituciones han internalizado el tema y han conformado grupos de trabajo en su interior para estudiar y difundir los conceptos que la rigen y su aplicabilidad para sus propósitos futuros. Pero ¿cuán alejados estamos de obtener los resultados deseados? Creo que ésta es una buena oportunidad para mostrar que rol puede cumplir la ingeniería, desde sus fundamentos, con todas las bases matemáticas que la sustentan, hasta las aplicaciones más concretas y prácticas de las ciencias de la ingeniería en el entorno inmediato. La Economía Circular tiene, entre otros, fundamentos termodinámicos, y estos conceptos también forman parte de las bases de la Ingeniería. La estabilidad de los sistemas, a propósito de su reutilización, debe ser parte de nuestro aporte como ingenieros a la futura implementación de los conceptos de la Economía Circular en el mundo que se avecina. Ese debiera ser uno de nuestros desafíos y nuestro aporte como ingenieros a la instalación definitiva de estos nuevos paradigmas para el desarrollo.
Mario Sánchez Medina
Facultad de Ingeniería
Universidad Andrés Bello Concepción