La tecnología inclusiva: un desafío pendiente en Chile
En el mundo actual, la tecnología evoluciona a pasos agigantados, ofreciendo soluciones que transforman la manera en que vivimos y trabajamos. Desde herramientas digitales hasta aplicaciones móviles, su impacto es evidente en casi todos los aspectos de la vida cotidiana. Sin embargo, esta revolución tecnológica no ha sido igualmente eficiente ni inclusiva para todos. Particularmente, las personas en situación de discapacidad continúan enfrentando barreras significativas en un mundo que no siempre considera sus necesidades específicas.
Según el tercer Estudio Nacional de Discapacidad presentado por el Gobierno de Chile, más de 3,2 millones de personas en el país viven con algún tipo de discapacidad. Este dato debería ser un llamado urgente a la acción: ¿estamos desarrollando soluciones tecnológicas que realmente respondan a sus necesidades?
Aunque se han logrado avances en la accesibilidad física de espacios públicos y privados, los esfuerzos en tecnología inclusiva son aún insuficientes. En términos legislativos y de innovación, la prioridad sigue estando en el acceso físico, mientras que el diseño y desarrollo de tecnologías verdaderamente inclusivas han quedado rezagados.
Es aquí donde surge el concepto de software inclusivo, una propuesta que va más allá de la accesibilidad básica para abordar las necesidades específicas de una diversidad de usuarios. Este enfoque se centra en diseñar, construir y probar soluciones tecnológicas que sean realmente usables para todas las personas, independientemente de sus limitaciones físicas, sensoriales o cognitivas.
Las tecnologías emergentes, como la realidad virtual, presentan una oportunidad extraordinaria para avanzar hacia este objetivo. Imaginemos, por ejemplo, un entorno virtual adaptado que permita a personas con diferentes tipos de discapacidad interactuar de manera fluida y autónoma. Este tipo de soluciones podría convertirse en un «producto paraguas», capaz de cubrir múltiples necesidades al mismo tiempo, rompiendo las barreras de exclusión tecnológica.
Sin embargo, para alcanzar este ideal, es crucial establecer directrices claras y fomentar la investigación científica en torno a la tecnología inclusiva. No basta con desarrollar productos innovadores; es necesario garantizar que estos sean diseñados desde una perspectiva inclusiva, integrando las experiencias y necesidades de las personas en situación de discapacidad desde el inicio del proceso.
La tecnología tiene el potencial de ser una herramienta poderosa para la inclusión, pero ese futuro depende de decisiones que tomemos hoy. Es momento de que Chile dé un paso adelante en este ámbito, apostando por la creación de soluciones tecnológicas que no solo transformen la vida de las personas, sino que también lo hagan de manera equitativa y justa.
Hans Guerrero Bugueño, académico de Ingeniería Civil en Computación e Informática. Universidad Central Región de Coquimbo