Los 100 primeros días de gobierno
Cuando se habla de los “100 primeros días”, se opta por una estrategia comunicacional cifrando que –en esos tres primeros meses–, el gobierno que asume la dirección administrativa del país marcará los surcos prefijados en su hoja de ruta.
En dicho orden, el gobierno del presidente Boric tiene una tarea altamente compleja, no solo desde la perspectiva internacional, sino que también desde una interna. A nivel internacional, el escenario resulta delicado considerando la tensión bélica existente en Europa del Este con el conflicto entre Rusia y Ucrania, en especial con relación al precio de los commodities y particularmente del petróleo, bien del que Chile depende casi excluyentemente de la producción extranjera, por lo que el alza de costos en bienes y servicios se refleja de forma prácticamente inmediata con las consecuencias inflacionarias que ello implica.
En el ámbito interno, la tarea del gobierno resulta delicada en diversos aspectos. Por una parte, en consideración a su propuesta programática: en efecto, si utilizamos la expresión “dignidad”, la promesa del gobierno supone avanzar a tranco fuerte en la promoción de aquella en lo social, económico, cultural, de género y diversidad, de entrega de bienes y servicios básicos, entre otros, en un contexto de debilitadas capacidades financieras del Estado, tarea que se verá sin duda complejizada por la existencia de un Congreso en el que no cuenta con las mayorías necesarias para avanzar en la tramitación de los más de 70 proyectos de ley que comprometió en su campaña. A su turno, y desde una perspectiva institucional, el gobierno depende en no menor medida de la capacidad de la Convención Constituyente para presentar a la ciudadanía un proyecto de Constitución que materialice una estructura de poder suficientemente estable y al servicio de todos y cada uno de los habitantes del país. En otra arista, la existencia del problema migratorio, el gravísimo conflicto de la macrozona sur y la delincuencia, son factores que aplican una importante presión en la conservación del Estado de Derecho, problemas que el gobierno debe enfrentar con urgencia.
En tal escenario, los 100 primeros días no solo refieren al desarrollo de una adecuada estrategia comunicacional. El gobierno de Boric debe tomar decisiones inmediatas, articular relaciones con el Congreso, la oposición y el empresariado, actuar con la máxima cautela en las relaciones internacionales y erigirse como líder para que la Convención Constituyente materialice el mandato ciudadano. La “luna de miel” entre la ciudadanía y el gobierno recién asumido concluyó el pasado 11 de marzo: y es que los ciudadanos tienen claro que no fueron “30 pesos” sino “30 años”, y por lo mismo, ya no existe mayor capacidad de espera.
Dr. Carlos Salinas Académico Escuela de Derecho Universidad de las Américas