El placer de la lectura

Vivimos en una época signada por la caída de los ideales, el predominio del individualismo y el hedonismo egocéntrico. El culto del cuerpo, del narcisismo y la ruptura de los lazos de solidaridad entre las personas y el rompimiento de la comunicación… toda una paradoja… mientras existen más medios electrónicos capaces de comunicarnos en forma global, más incomunicados somos con nuestro entorno familiar y social.
La lectura siempre ha sido esencial para los que buscan elevarse por encima de lo común y, de los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro: todos los demás son extensiones de su cuerpo… solo el libro es una extensión de la imaginación y de la memoria.
Hoy, son muy pocos los padres que acostumbran a sus hijos a leer. Un niño que lee, será un adulto que PIENSA; los libros son como las abejas que llevan el polen de inteligencia, cuando aprendes a leer, aprenderás a pensar y serás completamente libre, porque, cada libro que lees es una nueva vida que te atreves a explorar, más si te concentras solo en las redes sociales, celulares o computador, es una aventura que dejas de vivir.
Esta política de hegemonía del goce es producto de la defección de la figura estructural del Padre, lo que determina el colapso ético. El pragmatismo acrítico desideologizado de los medios que entronizan las imágenes en detrimento de las palabras configura el signo de los tiempos, y este debilitamiento del Verbo y la escritura es el sustento mismo de una sociedad que pierde sus referencias éticas.
Miguel de Unamuno sostiene que: “No es analfabeto aquel que no sabe leer, sino aquel que sabiendo leer, no lee”… es peligroso y estéril creer que uno domina el mundo entero gracias a Internet cuando no se tiene la cultura suficiente que permita filtrar la información buena de la mala. De lo que se trata, es renovar el Pacto con la Palabra, tal como lo postula Freud, dado que es ella la que nos permite trascender el goce sintomático en aras del placer en el discurso. Por eso la lectura deviene en un acto de resistencia cultural saludable, terapéuticamente placentero.
Cuando la letra golpea en el núcleo insondable del ser, un efecto de sujeto habrá acontecido y un acontecimiento revelador se habrá producido; YA SOMOS DISTINTOS. He constatado, especialmente en la juventud, que se está volviendo a la buena lectura, vemos hoy, un gran porcentaje de personas de ambos sexos buscando buena literatura y un renacimiento de jóvenes volcados a la poesía y al arte, buscando buenas obras entre las escasas librerías de nuestra ciudad, cosa que a mí también me pasa, pero, felizmente nos encontramos que se destaca, para felicidad de los buenos lectores, la librería “Papiros”, ubicada en la Galería Manzur en avenida centenario de nuestro puerto.
En sus vitrinas vemos con sorpresa grandes títulos y un gran número de obras clásicas, joyas de la literatura, best seller, literatura infantil, técnicas en ediciones de lujo y ediciones sencillas lo que nos permite adecuarnos a nuestro bolsillo. Me he hecho cliente y aprovecho la garantía, en el caso de no encontrar el título que busco, lo encargo y lo consiguen,
Como amante de la buena literatura apuesto al poder de la palabra, y amo la escritura, dado que los significantes son los instrumentos privilegiados de la subjetivación, es decir, sólo cuando se encuentran las certeras palabras que dicen del dolor y dan razones del sufrimiento, el cuerpo y los síntomas dejan de “hablar” en un lenguaje cifrado, que impide la resolución de los conflictos inconscientes.
La cultura es la suma de todas las formas de arte, de amor y de pensamientos, que, en el curso de siglos, nos han permitido ser menos esclavizados.

Beno Navarro