Un 4 de julio “made in Chile”
Se dice que todo en la vida tiene “su hora y su edad”. En el ámbito forense, se suele indicar que “no existe deuda que no se pague, ni plazo que no se cumpla”: Tales afirmaciones resultan especialmente contingentes con relación a la delicada y compleja tarea que asiste hoy a la Convención Constituyente.
El pasado 4 de julio de 2021 se inició el trabajo de la Convención, con el cometido de presentar al país un nuevo pacto constitucional, documento que debe dar cuenta no solo del carácter democrático que ha marcado el proceso, sino que tiene que tener la capacidad de erigirse en una carta para todas y todos los habitantes del país, con pleno respeto de las mayorías y también de las minorías, propendiendo no solo el reconocimiento de derechos y obligaciones sino que además, el establecimiento de una estructura del poder idónea, coherente y consistente para el desarrollo de Chile.
La tarea mandatada a esta asamblea concluirá el 4 de julio de este año, luego de activada la prórroga de tres meses para la finalización de sus funciones. El plazo resulta exiguo, y especialmente apremiante, luego que el pleno rechazara el 97% de las normas presentadas por la Comisión del Sistema Político. Algo igualmente delicado ocurre con la Comisión sobre Derechos Fundamentales.
Así como a veces se menciona en el fútbol, la Comisión Constituyente no tiene margen de error. Antes bien, todas y todos los constituyentes deberán aplicar sus mejores esfuerzos, templanza y altura de miras a los efectos de concluir en tiempo, forma y fondo, con la delicada e histórica tarea que le ha mandatado la sociedad chilena.
En ese contexto, el “4 de julio” pasará a constituir una fecha histórica para Chile. Marca el hito del inicio y término de las funciones que la ciudadanía mandató a la Convención Constituyente y dará cuenta del trabajo efectuado por esa instancia, el que deberá ser refrendado a través del plebiscito de salida, oportunidad en que los ciudadanos levantarán su voz cívica validando o rechazando la nueva carta magna. Téngase presente que no es un hecho histórico más dentro de nuestra historia institucional, ya que se trata del proceso democrático más relevante de toda nuestra trayectoria republicana. Confiemos que la Convención estará a la altura de tan delicado cometido.
Dr. Carlos Salinas Académico Escuela de Derecho Universidad de Las Américas