La derrota de la moderación

Hoy día ni el más obtuso periodista de izquierda (bueno, tal vez, con la excepción de Monica González, Daniel Matamala y Patricia Verdugo) están de acuerdo que en las presidenciales pasadas no ganó Boric, perdió Kast.
Y esto, que suena a una especie de juego mental en rigor dice que el ciudadano quiso, con su voto, parar al fascista.
Como nunca antes habíamos escuchado o leído la palabra fascismo.
Y…luego de un par de «apretes» fácil descubrir que el grueso no tenía la menor idea de qué era el fascismo.
Así que hagamos una breve y muy necesaria clase de cultura cívica (no cínica) al respecto.
Los principios básicos de él son:
1. Culto a la tradición. 2. Rechazo al modernismo. 3. Culto a la acción por la acción. 4. El desacuerdo es traición. 5. Miedo a la diferencia. 6. Apelar a la frustración de una clase social. 7. La obsesión por las confabulaciones. 8. Declarar al enemigo fuerte y débil al mismo tiempo.  9. El pacifismo es pactar con el enemigo. 10. El desprecio por los débiles. 11. Todo el mundo está educado para convirtiese en héroe. 12. Machista y armamentista. . Populismo selectivo . 14. Imposición de una «neolengua».
Si leemos con atención éstos catorce puntos creo que no tienen duda, es inevitable pensar en esos que los medios dieron en llamar ‘Líderes de Opinión», una élite de personas que tienen dos peculiaridades básicas; son tele y fotogénicos y carismáticos. Las más de las veces sin  un especial adiestramiento y/o preparación  en el pensamiento crítico.
Son los «piérdete una» en todos los programas de análisis político y matinales en radio y televisión.
Los que plantaron en el inconsciente del chileno medio, inculto, ignorante, y con dificultad de comprensión lectora que; Kast = Facismo y Boric = Impoluto e Inmaculado.
Leyendo las banderas de lucha del fascismo histórico tendemos que convenir que izquierda y derecha comparten banderas de lucha y ciertos giros dialécticos.
Y Chile. Después de los gobiernos radicales ha vivido eligiendo a gobiernos con ideologías opuestas.
Los años de la Concertación nos dieron un respiro de continuidad pero desde Bachelet para acá la esquizofrenia paranoide se apoderó de nosotros.
Venimos de tumbo en tumbo. Como una suerte de juego de acierto y error.
Probemos con esto. ¿No resultó? Con esto otro entonces. Y a poco andar desandamos volviendo a meter la pata ahí mismo.
Y llegamos a una presidencial en la cuál, como nunca antes, llegaron a la final los peores candidatos imaginables. Y así como una vez,  en 1957, la derecha se aglutinó tras Jorge Alessandri para que no ganara Allende en su tercer intento por llegar a La Moneda en 2021 toda la izquierda levantó la bandera antifascista y eligió a Gabriel Boric para que no ganara Kast. Ese mismo afán logró un 78/22% en el plebiscito de entrada y en la elección de constituyentes, arrasando con la derecha que se contentaba con lograr por lo menos un tercio, que no ocurrió, motivo por el cual la izquierda refundacional hizo y deshizo en la Asamblea, tan bien resumido por Daniel Stingo que ya pasó a la historia por su invaluable aporte al monumento a los arrogantes cuando declaró que ellos habían ganado y por ende eran los que pondrían la música.
Ese fue el momento preciso en que en Chile se declaró extinta la moderación. Sus primeros atisbos los dieron Pamela Jiles y el Florcita Pelotuda en la Cámara y luego, la Tia Pikachú y Rojas Vaden en la AC. Eso, para la anécdota… casi intrascendente. Al menos en la política.
Pero de un paraguazo todo el capital político y comunicacional ganado por la izquierda se esfumó en el plebiscito de salida. Ese 62/38% con que la opción Rechazo ganó fue un golpe demoledor para el gobierno. Como el caso Caval para Bachelet y el estallido social para Piñera. Boric es otro, más socialdemócrata que revolucionario. La denostada Concertación entró por la puerta ancha al gobierno. Y…aunque todo aconsejaba dejar que las aguas se calmaran deciden embarcarse en un nuevo intento constituyente. No se enfriaba el finado ahí estaban otra vez, como un taimado.
Pero a poco andar el gobierno se dio cuenta que iban mal. Esta vez los ministros no salieron a terreno. Jackson no emparenta una nueva constitución con el posible éxito del régimen.
La propaganda de difusión estatal fue por demás soft o light. El Presidente el viernes previo a la votación ya se había ido a Punta Arenas poniendo así una estratégica distancia con el centro del hoyo negro al que sabían estaban siendo arrastrado y…el mismo «fascista» que hace menos de dos años derrotó en las urnas hoy…él sólo…con su partido…le ha inferido la peor derrota política imaginable.
Alejandro Iglesias