Del Cumplimiento Normativo al Compliance Integrado

Cuando escuchamos sobre cumplimiento, normativas, protocolos y regulaciones, lo primero que se nos viene a la mente es el término “revisión”, o más atingente “auditoria”, pero hoy se está popularizando el término “compliance”, el cual se acuñó en 1906, en Estados Unidos, a partir de la creación de las Agencias Públicas de Seguridad, instancia en la cual lo que se buscaba era establecer un protocolo de evaluación del cumplimiento de las disposiciones estatales en materias estratégicas y tácticas para el comportamiento de las corporaciones, sus directivos y administradores, asegurando con ello las disposiciones que apuntan a la sustentabilidad de los mercados.

Es en ese contexto que establecieron los alcances del término y los aspectos relevantes de su aplicabilidad.

Hoy, al reunir estos términos, podemos establecer que es primordial comprender que sus alcances, limitaciones y beneficios apuntan a la disminución de las probabilidades de incumplimiento de aquellos aspectos que regulen el quehacer económico, administrativo, operacional, legislativo, comercial y reputacional de las organizaciones, propiciando con ello que éstas estén al nivel que dicen tener, y por cierto, cumplir con el compromiso con sus stakeholders, incorporando modelos de accountability, los cuales son exigidos por todos los actores de sus entornos, sean estos internos o externos.

Más allá de una simple contextualización, es necesario establecer que los pasos para dar cumplimiento a las disposiciones, leyes, normativas y protocolos de cada entorno, es conveniente establecer los principios de la gestión de riesgos, sus implicancias, exigencias y alcances necesarios para asegurar que lo que las organizaciones deben cumplir se cumplan.

Hace ya unas décadas, en Chile adaptamos el modelo de las estandarizaciones internacionales, tanto por exigencias internas como por las externas, ya que nuestra hegemonía internacional es y ha sido el pilar de nuestro modelo (hasta ahora) económico, gubernamental y social.

Entonces, nos enfrentamos a un dilema, el “ser” y el “parecer”, ambos deben ir de la mano y deben ser acreditables permanentemente frente a todos. Este debe ser el primer cuestionamiento de los gerentes, sus equipos y la organización plena, es decir responder al siguiente cuestionamiento; ¿Estamos dando cumplimiento a nuestras políticas internas y a las regulaciones externas que afectan nuestro negocio, el core business y nuestros resultados?

En fin, hoy es el momento de asumir las acciones necesarias para asegurar el cumplimiento normativo vigente, sus estándares, sus alcances y sus beneficios.

Marcelo Gutiérrez Delgado
Académico Ingeniería Comercial
Universidad Andrés Bello, Concepción