Los adultos y su complicidad con la generación alfa

A propósito de los Juegos Panamericanos Santiago 2023. Una situación puntual a reflexionar; en estos días he visto a muchos padres con sus hijos e incluso abuelos con sus niet@s apreciando distintas competiciones en distintos eventos deportivos.
Los mayores somos los que tenemos que predicar con el ejemplo y, por añadidura, les habremos inculcado a nuestros jóvenes un modelo a seguir, demostrando que las metas a largo, corto o mediano plazo por difíciles que estas sean, sí se pueden lograr.
Un ejemplo; el reinsertarnos laboralmente después de jubilarnos, ya que el dinero de nuestras pensiones no alcanza para terminar bien el mes y aportar mejor calidad de vida al grupo familiar, en una sociedad avasalladora, competitiva, racista y miradora a menos, como es la nuestra; es una de las tantas evidencias que podemos demostrar a nuestros hijos y jóvenes cercanos a modo de enseñanza, cuando a estos se les presenta alguna dificultad en sus vidas viendo muchas veces de forma pesimista estos problemas y no hallando una salida venturosa y adecuada a estos obstáculos.
Las demostraciones de constancia y resistencia ante las dificultades que nos presenta la vida en nuestro día a día y las muestras de empuje, de reinvención y de no claudicar frente a los inconvenientes que nos aparecen, tienen que ser sí o sí, parte de nuestras personalidades educativas para sermonear creíblemente a esta generación tan mal vista por algunos críticos y pesimistas contemporáneos míos.
Tratemos de no caer en opiniones negativas en excesos y de lo mal que supuestamente está la juventud, ya que, queramos o no, estos son un reflejo de lo errado que hemos estado en parte de su crianza y de su formación.
El encontrar reiteradamente desaciertos a la forma de ser, al individualismo y la personalidad de ciertos niños de la actual generación (ALFA), no habla muy bien de muchos adultos.
Ellos son de una generación muy distinta a la nuestra y en cierto grado también a los que los presidieron (millennials y centennials); estos nacieron cuando el mundo ya era digital y son por esencia cibernautas y tecnológicos; niñas y niños que desconocen un mundo sin el internet y por ende, son diferentes a nosotros y menos comprometidos en algunos temas puntuales que interesan a otras generación; sin embargo; no por eso tenemos que catalogarlos como un mal grupo etario sociológicamente hablando.
En ciertas ocasiones la frustración es una característica notoria de la juventud, y esta generación igualmente las tiene. Confusión de la identidad por no poder distinguir la vida personal de la imagen proyectada digitalmente; obsesión por ser aceptados por los demás hasta el punto de dejar de ser ellos mismos, despersonalización, algo de narcisismo y poca autoestima y adquirir un luto patológico al no ser populares; son algunas de las características de esta generación.
Cuando los mayores demostramos con hechos que la vida no es solo el internet y la tecnología, cuando demostramos que las dificultades de todo tipo se combaten en-frentándolas y dando un paso hacia adelante y no hacia atrás, por muy difícil que esto sea; indiscutiblemente, lo legaremos como un buen ejemplo a esta generación.
Inculquémosles que ellos tienen más potencial del que creen, destacando sus virtudes ecologistas, tecnológicas e inclusivas, haciéndoles ver sus limitaciones objetivamente, sin atacarlos para que no se lo tomen a mal.
Esa simple asistencia a eventos deportivos en estos Juegos Panamericanos inculcara un ejemplo a seguir en muchos de esos niñ@salfa, no muy amigos por ahora de la actividad física de alto rendimiento y muy adictos el celular y la tecnología en sus casas o en sus zonas de confort. ¿Y por qué no?, pudiendo adoptar en estos la práctica de alguna disciplina deportiva que no necesariamente sean las más populares en el país. Adquirir el hábito de un deporte, más el sentido ecologista y la empatía que posee esta generación nos da esperanza y buen augurio en muchos aspectos, y quizás, ese simple hecho de salir con ellos a estos eventos deportivos nos transforme en un mejor país.

HUBERZZA