Hoy 14 de febrero, 4 maneras de decir lo mismo

Algunos lectores me han pedido que vuelva a publicar algo parecido a la crónica previa al día de San Valentín del año 2019, en la cual, en una parte de esta describí mi  comportamiento de galán  en un periodo de mi adolescencia y critique lo mal que hablamos los chilenos.
La titulé, «DICHO DE OTRA MANERA” y causó un poco de controversia en algunos lectores al usar palabras que para nada se emplean en nuestra lengua y variados  términos no muy amigos del buen castellano. Textual: “No me azoro, que en un hito de mi pubescencia, tuve de forma circunstancial un talante de un zascandil, de un petimetre y coyunturalmente de un gran verriondo, eso sí, que jamás, procedí como un zafio bultuntún, ni menos como un crapuloso, más bien antes de todos estos procederes en mi mocedad, fui un conspicuo zagal zurumbático”.Dicho de  manera entendible.“No me avergüenzo, que en un periodo de mi juventud tuve algunas conductas de un muchacho que iba de un lado a otro, sin hacer nada provechoso y que además, me preocupaba de las apariencias y en ocasiones, siempre estaba excitado sexualmente; eso sí, que nunca me comporte como un vulgar hablador, sin ton ni son; ni menos, como un sinvergüenza, al contrario, antes que todos estos comportamientos en mi adolescencia fui un joven que sobresalía por su ingenuidad y lentitud”. Lo mismo, dicho con chilenismos.“No me da plancha decir que cuando era cabro, tuve conductas de un mino peineta, farandulero y carretero, que en ocasiones era caleta de picado de la araña,  ya que generalmente andaba de galán califa y miraba para la carnicería, pero nunca me fui de tarro y siempre, estuve callampin bombín y jamás me comporte como un  chulo o un cuma, al contrario, cuando era pendejo fui un brocacochi muy lenteja”. Y finalmente, también dicho de esta  manera;  “Ooe, cuando yo era kbro, era un wacho chico entero de zarpao y farala; pajaba motivao y andaba tibiecito, con ganas de pelarme y siempre  con la roca, pero lo hacía fabiola y era un longi terrible e rata y un gil penoso”.
      Como ven, 4 formas distintas para describirme, incluso entre la primera y última narración existe una notoria dificultad en su comprensión, que hasta parecen idiomas distintos, entre un idioma español retórico, refinado y rebuscado, versus el flaitismo soez  y coprolalico chilensis.  Considero, que los  chilenismos chisposos y guachacas no  molestan al escucharlo, solo, no son entendidos por los extranjeros; en cambio, los términos flaites guturales como los «Oeeee «y los reemplazos constantes  de la letra “S” por la “J”, no son muy  gratos de oír, con sus tonos de voces que  arrastran la letra “J”de manera repetida. No se trata de hablar rimbombantemente,  basta con hacerse entender  e ir incorporando vocablos nuevos y entendibles a nuestras conversaciones. Aclaro que no es una crítica generalizada a la cultura flaite chilena, sino, a su constante intento de hacer un nuevo dialecto, dentro  de los mismos chilenismos ya existentes y vulgarizarlos en su hablar.
Es por lo mismo, que este 14 de febrero; “No seas un barrio bajero zafio y trata de proferir admisiblemente y asir una opípara conexión con tu consorte”, o, “no seas un pinganilla y trata de parlar bacán y pegarte un buen carrete con tu piern@” o dicho a lo flaite, “Ooee, no seas un lonji y perro penoso con ablasion a lo vio y pelarte a la pulenta con tu jil@”   y  finalmente dicho  de la forma más adecuada a mi modo de ver “no seas mal educado y trata de platicar decentemente  y pasar un momento agradable con tu pareja”.
HUBERZZA