De maestros y tinterillos

«La primera necesidad de un pueblo después del pan es la educación».
Frase dicha por Georges-Jaques Danton, abogado, político y Ministro de Estado que se dice, fue el cerebro tras la Revolución Francesa (1789-1799) y la posterior conformación de la Primera República.
Acá, más cerca, el Presidente Radical Pedro Aguirre Cerda (1938) usó el eslogan «Gobernar es Educar».
No deja de ser un contrasentido que el oficio base de todos los demás, la educación, tenga tan baja consideración social y que esa infraestima se haya acentuado con los años.
Algunos lo atribuyen a que por ser un ejercicio laboral mal pagado se traduce en que las lumbreras que año a año postulan a la educación superior no se interesan en estudiar las carreras ad hoc.
Debe ser así porque cuando la prensa entrevista a los mejores puntajes de la prueba de selección universitaria, llámese como se llame (desde 1965 hasta hoy ya llevamos CINCO) rara vez se topan con alguno que tenga en sus planes ser profesor. Tanto es así que si aparece una «rara avis» es noticia de primera plana. «Puntaje Nacional quiere ser profe». Los otros van por carreras bien pagadas que, además se distinguen por tener prestigio social.
Cuando llené la Cartola de Postulacion para la Prueba de Aptitud Académica el muchacho que estaba a mi lado, en los casilleros a llenar con las carreras a las que se postulaba (que tenían un orden de prelación) escribió: 1. Medicina. 2. Odontología. 3. Química y Farmacia. 4. Veterinaria. 5. Pedagogía en Biología.
Para no perderlas todas, pensé.
No creo sea desaforado o irrespetuoso suponer que el grueso de las vacantes de las carreras de Pedagogías se llenaban con lo que botó la ola en términos de puntaje de la prueba de selección que le haya tocado dar.
Así y todo la cosa no era tan terrible porque las vacantes igual eran pocas y de los mediocres entraban los menos.
Sin embargo a principio de los años 80 el gobierno de la época autorizó la creación de las universidades privadas.
Así, saltamos de 7 antes del golpe, con 95.000 estudiantes a 58 casas de estudio hoy con 800.000 alumnos.
Y claro. Las más crearon planes de estudios para carreras baratas. De esas que principalmente requieren una sala, pupitres y un pizarrón.
Entonces tuvimos por un lado una gran cantidad de escuelas de las distintas pedagogías, especialmente Humanísticas que salieron al mercado a disputarse la potencial clientela. Hubo sin duda excesos. Universidades que seleccionaban tras una entrevista personal incluso a cabros que no habían dado prueba de selección alguna.
Y si la cosa venía mal frente a la realidad que cuento definitivamente se «chacreó».
Pero el problema está en el bajo nivel del estudiantado sino que también en los profesores.
Una vez le leí al profesor Luis Riveros, ex rector de la Universidad de Chile que de pronto las universidades eran tantas que «¿de dónde iban a sacar los necesarios buenos catedràticos?»
La prueba INICIA que toma el MINEDUC a los recién egresados de Pedagogías de las distintas universidades (y que es voluntaria) en su versión 2019, última vez que las cifras se hicieron públicas dijo que el 60% de los/las egresados(as) de Educación Parvularia y Básica y el 57% de los de Media no dominan los contenidos básicos de sus especialidades.
Un estudio solicitado por la OCDE para conocer el nivel de educación del chileno medio dio como resultado que el 87% de los adultos con educación media completa tiene problemas de comprensión lectora. Que cuatro de cada diez recién egresado de educación media no entiende lo que lee.
Hoy es sabido que al menos en las universidades privadas de prestigio y buen rendimiento académico el primer año básicamente lo dedican casi en forma exclusiva a nivelar (forma elegante de decir «desasnar») a los alumnos porque vienen tan mal preparados que dan bote precisamente porque no entienden lo que leen, porque su lenguaje es pedestre. Que mientras el castellano RAE reconoce 100.000 vocablos eso cabros usan en promedio 240 palabras. El resto son garabatos, modismos y coa delincuencia.
El marrasquino de la torta es un estudio llevado a cabo por la Universidad Católica y la de Los Andes que afirma que los estudiantes de las pedagogías de las universidades chilenas tienen baja habilidad lectora.
Que si bien es cierto es un problema general preocupa especialmente en los futuros maestros porque son los llamados a crear el tan necesario hábito de lectura en las nuevas generaciones.
Tan grave es que muchos de ellos tienen la comprensión lectora de un estudiante de 5° Básico.
Mientras en Singapur, país que desde el 2005, año a año, gana la Prueba PISA que mide la calidad de la educación en 85 países tienen solo un Instituto Nacional de Pedagogía al que pueden postular el 5% de los mejores egresados de otras carreras, aquí hubo un momento en que hasta a Institutos Técnicos se les permitió implementar algunas pedagogías.

Alejandro Iglesias