El error de la crianza respetuosa
Es necesario aclarar: la crianza respetuosa no es un error. Existe suficiente evidencia científica para sostener que una parentalidad basada en el buen trato es clave para un desarrollo saludable. Sin embargo, este concepto debe mirarse con detalle y analizarse críticamente para no caer en una doctrina.
Generaciones anteriores sufrieron diversos tipos de ofensas y en algunas familias esto se naturalizó hasta tal punto que, incluso hoy en día, hay quienes creen que golpear a un niño es una práctica necesaria. Afortunadamente, han ido surgiendo voces disidentes que abogan por la necesidad de avanzar hacia buenos tratos. Muchos padres, motivados por estas ideas han cuestionado la forma en que fueron criados y tratan de hacer que sus hijos no pasen por lo mismo que vivieron ellos.
¿Cuál es entonces el error de la crianza respetuosa? Esto no tiene que ver con los postulados, sino más bien con la traducción de los conceptos, ya que en el afán de cambiar se ha adoptado (quizás sin querer) la postura opuesta: una crianza permisiva, caracterizada por la debilidad o ausencia de reglas.
En este contexto sucede lo paradójico: no poner límites es también una forma de maltrato, pues estos son cruciales para que un niño ordene el mundo y comprenda qué se espera de él. Cuando esto no ocurre, quedan en una situación de incertidumbre que puede generar confusión, ansiedad, y dificultades de regulación.
Este fenómeno suele estar relacionado con padres que tienen miedo de adoptar una postura de autoridad. Argumento que precisamente es utilizado por quienes defienden una actitud basada en el maltrato.
Está claro que los límites son necesarios en la crianza, pero deben ser gestionados sin golpear, amenazar, gritar o cualquier otra forma de agresión. Estos deberían regirse por principios básicos vinculados a la planificación y aplicación desde la perspectiva del niño, con el objetivo en la organización de la experiencia, y ejecutarse en un ambiente de respeto y seguridad afectiva.
Juan Pablo Ogueda Académico Carrera de Psicología, UDLA, Sede Concepción