¿Qué hacer con las listas de espera en salud?
Las listas de espera aumentaron de manera explosiva durante la pandemia, debido a que se debieron postergar miles de consultas y cirugías. Pero pasada la crisis sanitaria han seguido aumentando.
En el último reporte del Ministerio de Salud sobre el primer trimestre del 2024, hay más de 2 y medio millones de casos en espera de una nueva consulta, siendo un 4,7% superior a la cifra de cierre de 2023. Una de las razones que se señalan para dicho fenómeno es que las consultas en la Atención Primaria de Salud (APS) han aumentado. Lo anterior es digno de reconocer, pero da cuenta de que en nuestro país el primer nivel de atención muchas veces se comporta como un simple trampolín que traslada un problema, más que un espacio que los resuelve.
Para lograr una APS altamente resolutiva, que evite hospitalizaciones y el engrosamiento de las listas de espera, se requiere de varias estrategias aplicadas en simultáneo. La más obvia, pero a su vez la más difícil, es tener menos personas enfermas. En Chile, la presencia de determinantes sociales de la salud y la dificultad de la mayoría de la población para acceder a alimentos saludables y a la actividad física, el consumo de alcohol, tabaco, los problemas ambientales y los poco saludables espacios laborales y urbanos, explica que seamos una fábrica de enfermos y tengamos una población que envejece llena de achaques y de múltiples padecimientos físicos y emocionales. Ante ello, las acciones intersectoriales para generar contextos sociales saludables han sido insuficientes.
Frente a esta realidad, los recursos de la APS son aún muy limitados y el apoyo de las especialidades a ella es muy incipiente. Los recursos son capturados por los hospitales, donde las consultas no aumentan significativamente por las restricciones para una gestión moderna y eficiente y, por otra parte, los especialistas están concentrados en el sector privado donde las personas acceden directamente a consultarlos aun cuando muchos de dichos requerimientos podrían ser resueltos por un equipo generalista. En esta línea parece muy interesante el reciente anuncio de una red privada de instalar un modelo fuertemente preventivo. La idea de una APS universal requerirá de más recursos, pero también de avances en desarrollo social y de reformas en el sector prestador tanto privado como público. Mientras ello no suceda, seguiremos lamentando las abultadas listas de espera.
Osvaldo Artaza Decano Facultad de Salud y Ciencias Sociales Universidad de Las Américas