HABLAR MUCHO DE MORAL, ES INMORAL

 Básicamente podríamos decir que  la moral; es la estructura y la organización de todas las creencias  y valores de los seres humanos en sus comportamientos y que conforman la estructura básica de la concepción de una sociedad; además, la moral expresa nuestras convicciones sobre lo que creemos que es o no permitido y promueve una mejor relación entre las personas.
       Al hablar de moral tenemos que tener en cuenta una serie de factores que condicionan este término, en ocasiones  tan mal usado por algunos homosapien chilensis.  En primer lugar investigue y descubrí que la palabra MORAL se deriva del latín MORES que  significa COSTUMBRE, y por lo tanto, hay que tener  en cuenta que en el fondo es la costumbre que adoptamos en nuestros comportamientos con los demás. Entendiendo por los demás, aquel grupo de personas que compartimos equis lugar geográfico, equis religión e idioma y que hemos heredado estas costumbres morales de las generaciones anteriores para bien o para mal y que han sido impuestas socialmente  a través de los años.
Como del mismo modo, la moral  engloba normas, obligaciones y prohibiciones,  las cuales en estricto rigor, limitan nuestras acciones indicándonos  lo que tenemos que hacer para mantener una adecuada convivencia con nuestros pares.
De ahí y en gran parte, lo dicho en  esta última apreciación  del significado de la palabra MORAL; es por lo que tengo  el motivo y  además me amparo para reforzar el nombre de esta crónica de hoy;  “Hablar mucho de moral, es inmoral”. Ya que,  generalmente cuando el chileno habla de moral lo hace razonando en su moralidad heredada y generalmente muchos piensan  de manera distinta a los valores morales inculcados  o situaciones cuestionables   que se viven en determinadas  circunstancias, asimismo y dicho en buen chileno, muchos no recuerdan que fueron terneros y ven mucho la paja en el ojo ajeno o hacen la del cura Gatica; predican, pero no practican.
Por ejemplo, una importante parte de la clerecía chilena y sus encubrimientos pedófilos o la corrupción comprobada de algunos comandantes en jefe del ejército y los dos directores  generales de la PDI anteriores al actual, más,  la  inmoralidad de gran parte  de nuestra clase política y sus adherentes acérrimos y fanáticos. Así de simple, estos últimos nombrados parlanchinan y vociferan conductas de ética enrostrándolas a sus adversarios políticos con un nivel moral sin memoria, tratando de entregar un mensaje con un discurso valórico   amnésico, sin recordar lo tramposos y rateros que fueron sus correligionarios defendidos.
En filosofía y en teología, las conductas inmorales están relacionadas con el comportamiento que sobrepasan los límites establecidos  en un contexto cultural, ético y moral  determinado y que, por lo tanto: “Causa perjuicios a otra persona o grupo de personas”. Como ven, la conducta y el  discurso  moral de estos citados, es inmoral al hablar  ellos  en demasía:“Mintiendo, difamando, agrediendo y subestimando nuestra inteligencia”. No estoy en contra de la moralidad en la sociedad  con sus buenas costumbres, ni de la ética  personal que muchos si la poseen. Estoy en contra de los moralistas poco éticos que hablan mucho de la moral en general y que,  con sus conductas  y algunas vivencias en su pasado;  son a mi modo de ver  inmorales al hablar demasiado de moral sin arrepentimiento.
HUBERZZA