Capa de Ozono: el escudo que permite la vida en nuestro planeta
Con el inicio del verano, regresa el calor y con él la preocupación por el cuidado de la piel a causa de la radiación ultravioleta (UV), volviendo este tema a ser parte de la conversación. En este contexto, es importante recordar la importancia de la preservación de la capa de ozono. Esta, ubicada entre 15 y 35 kilómetros sobre la superficie terrestre, filtra la radiación ultravioleta (UV) dañina del sol, permitiendo el desarrollo de la vida sobre la superficie terrestre.
Compuestos químicos como clorofluorocarbonos (CFC), utilizados en la refrigeración, aerosoles y espumas plásticas, representan una de sus mayores amenazas. Los CFC liberan átomos de cloro y bromo en la estratosfera que destruyen las moléculas de ozono, provocando una reducción en la densidad de este escudo protector. Su debilitamiento tiene graves consecuencias para los seres vivos y los ecosistemas. Este fenómeno ha incrementado el número de casos de cáncer de piel, cataratas y problemas oculares en el mundo. Además, afecta la fotosíntesis de las microalgas oceánicas, lo que altera la disponibilidad de oxígeno, el ciclo de carbono y la cadena alimentaria en los océanos.
En la Antártica, el debilitamiento de la capa de ozono es particularmente preocupante. Según el Instituto Antártico Chileno (INACH), en 2015 el agujero alcanzó su mayor tamaño, cubriendo más de 28 millones de kilómetros cuadrados. Esto ha incrementado la exposición a la radiación UV en el extremo sur de Chile, afectando nuestra salud, la de nuestra biodiversidad y ecosistemas.
Para mitigar la destrucción de la capa de ozono, es esencial que gobiernos y empresas sigan implementando el Protocolo de Montreal, eliminando la producción y uso de CFC y otros químicos perjudiciales. Como sociedad, debemos optar por tecnologías que no la menoscaben y promover la educación sobre su importancia.
La preservación de la capa de ozono depende tanto de políticas globales como de las acciones individuales diarias. Cada esfuerzo por reducir el uso de sustancias nocivas contribuye a proteger nuestro planeta y salud.
Leonardo Fernández Académico investigador del Núcleo de Investigación en Sustentabilidad Agroambiental Universidad de Las Américas