Prat, el humanista
“La historia es una galería de cuadros en la que hay pocos originales y muchas copias”. Tocqueville
Este 21 de Mayo asistiremos a dos conmemoraciones que tienen su origen en una persona: Arturo Prat Chacón. Por él recordamos el Día de las Glorias Navales y también el Día del Abogado. Prat, marino y abogado, es uno de los personajes más importantes de la historia de Chile. Con él se logra plasmar en la nación un alma que hasta ese 21 de Mayo de 1879 no se conocía. Chile cambia su categoría ética de forjadores de la patria, elevándola a un nivel difícil de encontrar con posterioridad.
Prat profundiza la dimensión ética del abogado, porque detrás de su sacrificio no había ni un asomo de interés, búsqueda de poder, riqueza, ni ego, sino el darse pura y simplemente por lo que se cree y se quiere. Por lo justo.
A los 10 años, en agosto de 1858, ingresa a la Escuela Naval, a la que luego vuelve como profesor de Ordenanza Naval, Cosmografía y Construcción Naval. Asimismo, cumple labores pedagógicas gratuitas en la escuela nocturna «Benjamin Franklin» de Valparaíso, como maestro de ciencias naturales y moral.
El amor a la justicia despierta en él su vocación de abogado. En 1871, Prat rinde los exámenes que le faltaban para obtener su grado de bachiller en Filosofía y Humanidades y, cumplido este requisito, pudo inscribirse como alumno libre en la Facultad de Derecho.
El título le fue entregado por la Corte Suprema, entonces presidida por el ex primer mandatario Manuel Montt. Aprobado el examen, el máximo tribunal invistió a Prat como abogado el 31 de julio de 1876, teniendo 28 años, estando casado con doña Carmela Carvajal y a poco de ser padre de su querida Blanca Estela. Así se convirtió en el primer oficial naval chileno en graduarse de abogado, profesión que ejerció activamente.
El abogado y oficial Prat instaló una oficina en el edificio de la Intendencia de Valparaíso. Compatibilizaba así sus funciones como ayudante de la Gobernación marítima, que consistía en atender los aspectos jurídicos de la Comandancia General de la Marina. De inmediato se abocó a reformar el Sistema Naval, comenzando por el estudio de la “Ley de Navegación”, recién presentada a la Cámara de Diputados, proyecto que requería reformas. Hizo 152 indicaciones modificatorias, en gran parte aceptadas, y la ley se promulgó el 24 de junio de 1878 y permaneció vigente por cien años. También se encargó de regularizar el sistema de ascensos, con sugerencias destinadas a evitar el juego de influencias políticas o sociales en esta materia.
Ejerció la abogacía hasta que el estallido de la guerra en 1879 le llevó a embarcarse rumbo al norte, donde asumiría el mando de la Esmeralda. Allí lo esperaba la oportunidad de llevar a la máxima expresión la consigna de toda su vida: cumplir el deber, amar a Dios, su familia y su país.
Citando a Gabriela Mistral: “Es hermosa nuestra historia, y para dar en una narración a nuestros hijos la llamarada del heroísmo no necesitamos recurrir ni a Grecia ni a Roma, si Prat fue toda Esparta”.
Rafael Rosell Aiquel
Rector Universidad Pedro de Valdivia