Una reflexión para los constituyentes

Un par de semanas atrás por mis redes sociales, leí un comentario de un personaje cuyo nombre no recuerdo; el cual formaba parte del grupo de selectos chilenos que postulaban a ser elegidos para la redacción de la nueva Constitución de la República, decir: “No me gustan esos que se rinden antes de competir, yo compito para ganar, soy competitivo y soy un ganador”.
Quizás, él hubiese tenido un buen desempeño y la energía necesaria para tan loable ministerio, además poseer la expertis o los conocimientos para él cargo, siendo estos últimos, la base para el buen aporte de este señor en tan importante misión.
Su postura victoriosa tal vez no estaba mal encausada y en estricto rigor, esa es la actitud correcta para triunfar en la vida sin embargo, es recomendable poner un poco de mesura a esas palabras en exceso triunfalistas, ya que la vida muchas veces se encarga de demostrar lo contrario.
En el dominio y en el conocimiento de nuestras profesiones o actividades está el éxito en los asuntos que emprendemos o lo que queramos lograr en la vida; ambos te harán un ganador en todo lo que intentes, no obstante, la aptitud ideal para enfrentar estos retos, es no viviendo un triunfo anticipado ya que muchas veces en la puerta del horno se nos quema el pan.
Sólo disfrútalos cuando corresponda; cuando ganes, no antes; con una postura sana y equilibrada; que esa razonable sensación de orgullo por haber alcanzado tu logro sea un sentimiento sincero de haber obtenido tu victoria en forma honesta.
Si pones cautelas en tu caminar y aprendes a enfriar tus aciertos y a amortizar tus derrotas podrás hacer grato tu largo viaje en esta existencia terrenal. Que no te nublen o afecten en demasía tus fracasos y no te enceguezcas, ni te encandiles con el brillo del éxito.
Este personaje que inspiró estas líneas perdió en las elecciones de constituyentes y probablemente aprendió la lección de haber sido demasiado triunfalista; quizá él tiene las armas emocionales para superarlo; el tema es que en lo posible cuidemos nuestro discurso y seamos más cautos en estos temas competitivos y si alcanzamos el éxito, seamos cómo son los verdaderos ganadores; los honestos, los olímpicos, los reconocidos; no el fatuo y embustero; seamos dóciles.
Se modesto antes los logros en tu vida, por sobre todo los económicos y los de poder político; no te jactes de ellos, esa es la correcta postura de un verdadero ganador. No seas fantoche ni cacarees tus gananciales y conquistas de cualquier índole ya sea por tu trabajo o esfuerzo. No te esmeres tanto en tratar de no ser un hombre pobre, esfuérzate más, en no ser un pobre hombre.
La actitud positiva y la humildad ante nuestras habilidades o dones son una de las tantas claves para alcanzar la armonía y ser feliz en nuestra existencia. Aprender a vivir con lo que nos tocó vivir es esencial y vital; ahora bien, es un deber moral que tiene que ser asumido por cualquier constituyente, es decir: “Tienen que ser respetuosos, con las exigencias y las carencias de todo el pueblo en general y no ser partidista ni sectorial bajo ningún aspecto”.

HUBERZZA