“Volver a Tejer”: Maestras artesanas enseñan a hacer prendas de lana mediante tutoriales

En la versión 2021 de esta iniciativa participaron 120 artesanas usuarias de INDAP de la zona centro-sur del país, donde destaca la agrupación Santo Vellón de la comuna de Santo Domingo, región de Valparaíso
En un video de cuatro minutos, grabado en el sector Milleuco de la comuna de Panguipulli, Región de Los Ríos, la joven artesana mapuche Tránsita Neculfilo Huisca (31) enseña el paso a paso para confeccionar, con tres ovillos de lana de oveja, una abrigadora bufanda en telar mapuche. Su voz es pausada y sus manos, hábiles. El oficio lo adquirió por herencia familiar y sus primeros trabajos los hizo cuando tenía 12 años.
Tránsita es uno de los tres rostros de la versión 2021 de Volver a Tejer “Grandes Maestras”, el proyecto social y comercial de INDAP, Tiendas Paris y Fundación Ona que esta semana puso en el mercado 1.000 packs de hilados. Junto a las premiadas artesanas Albina Choque Mamani, de Colchane, y Laura Ramos, de Molina, protagoniza los tutoriales de la campaña, donde enseñan a hacer un gorro y una bufanda para este invierno, además de un muñeco de zorro culpeo.
“Estoy muy feliz de participar en esta iniciativa, porque es una forma de que más personas se interesen por este noble oficio textil y a través de él también conozcan más de nuestra cultura e identidad, del legado de nuestras tejedoras”, dice Tránsita, quien en 2019 obtuvo el Sello de Artesanía Indígena por su obra Chañuntuko, una mullida manta que es parte de los aperos de los caballos y que se pone entre el lomo y la montura del animal.
Su deseo hoy es poder traspasar el kimün (conocimiento) que ha adquirido de otras düwekafe (tejedoras) a comunidades, agrupaciones y personas que deseen acercarse a este oficio a través de un taller-escuela propio. Habitualmente hace ruanas para mujeres y mantas para varones, las que vende en la puerta de su hogar en la comunidad Juan Necul Milleuco y en ferias.
La joven resalta el creciente interés que existe hoy en la sociedad por volver a lo ancestral y afirma que el tejido tiene que ver con la salud holística, ya que “al confeccionar una prenda uno pone su energía en ello y cuando es para otra persona es bueno hacerlo a partir de un diálogo”.
Las piezas que se presentan en los tuto-riales fueron diseñadas a partir del tipo de prendas que las artesanas confeccionan en su realidad cultural, usando 300 gramos de lana, herramientas tradicionales y técnicas al alcance de quienes acostumbran tejer. Así, la maestra aymara Albina Choque Challapa (Sello de Excelencia 2014) enseña a tejer con palillos y agujetas un gorro malku y Laura Ramos (Sello de Excelencia 2011 y Premio Unesco 2012) muestra cómo crear un zorro culpeo a palillo.
De Santo Domingo a Palena
En Volver a Tejer “Grandes Artesanas” participaron 120 artesanas usuarias de INDAP de la zona centro-sur del país –de Santo Domingo a Palena–, quienes crearon 1.ooo packs textiles, cada uno con tres ovillos de lana de oveja criolla de 100 gramos, hilados en huso y rueca, en tonos crudo, gris claro, gris oscuro y tricolor. Estos se encuentran a la venta en paris.cl y las Tiendas Paris de Alto Las Condes, Parque Arauco, Costanera Center y Marina Arauco.
Carlos Recondo, director nacional de INDAP, destaca la virtuosa alianza que se ha construido con Tiendas Paris y Fundación Ona, “que ya lleva ocho versiones y nos ha permitido ampliar los mercados para que nuestras artesanas puedan vender sus productos en buenas condiciones, permitiendo que este año los chilenos accedan a hilados únicos y de gran calidad”.
Este año el objetivo de la iniciativa fue motivar la confección de productos de vestuario y para el hogar con materia prima 100% local, producida en los predios de las propias artesanas, las que pertenecen a la Agrupación Santo Vellón, de la Región de Valparaíso; las cooperativas Valle de Oro y Tejiendo Sueños, de O´Higgins; la Agrupación Lanin Kuwu y Nieves Calcumil, de Los Ríos, y las agrupaciones Lanas Alto Palena e Hilanderas de Tenaún, de Los Lagos.
Mónica Córdova es una de las nueve socias de la Cooperativa Valle de Oro, que participó por primera vez en el proyecto. “Entre todas hicimos 100 ovillos y fue una experiencia gratificante y un desafío. Trabajamos en casa y luego nos juntábamos al aire libre, debajo de un parrón, para orillar y pesar. Este trabajo nos ayudó a subir el ánimo en este tiempo de pandemia”, dice.