La voz radial
Desde 1942, cada 21 de septiembre se celebra el Día Nacional del Trabajador de la Radiodifusión Sonora en nuestro país. Este día nos permite reconocer la importancia de la radio como herramienta política, como vehículo cultural y como instrumento creador de audiencias. En nuestro contexto, la radio ha sido un instrumento relevante en la transmisión de información cuando otros medios no pueden cubrir la noticia, en los incontables terremotos, por ejemplo, y hemos visto en el último tiempo, cómo ha tenido que adaptarse frente al avance de nuevas tecnologías, de modo que muchos programas en la actualidad se transmiten también en internet vía streaming audiovisual, para luego quedar alojados en la web y ser escuchados posteriormente en formato podcast.
A pesar de la hegemonía de internet y de la competencia frente a otros medios de comunicación masiva, el Instituto Nacional de Estadísticas advierte un aumento sostenido en la cantidad de señales FM desde 2017 a la fecha. Además, más del 50% de las radios enfoca su programación en la población entre 25 a 44 años. Esto datos sugieren que la actividad radial se encuentra más activa que nunca en nuestro país, con un conjunto de personas que participan activamente de las comunidades conformadas por los locutores y la audiencia.
Tanto para quienes escuchan, como para los propios locutores, el manejo de la voz resulta relevante para una comunicación efectiva. El cómo suena un locutor resulta primordial para que las ideas sean comprendidas de manera adecuada por quienes oyen. En el mismo sentido, las alteraciones de la calidad de la voz en los locutores pueden desencadenar que el mensaje sea erróneamente interpretado o que disminuya la fuerza de lo que se quiere decir. Esto nos permite reflexionar acerca de la importancia de cómo suena lo que como hablantes queremos transmitir.
En el oficio radial, el sonido es evidentemente fundamental. Desde el radioteatro hasta la lectura de noticias, un manejo adecuado del tono, el volumen, el timbre, la respiración y de otros parámetros resultan centrales. En este sentido, ¿qué pensamos acerca de nuestra propia voz?, ¿qué transmite cuando hablamos?, ¿sonamos realmente como esperamos sonar?, ¿qué dice la voz de nosotros mismos?
Probablemente hemos experimentado que contestamos una llamada y escuchamos rápidamente un ¿aló? del otro lado del teléfono. Basta con eso para que percibamos si la otra persona está alegre, enferma, decaída, agitada, preocupada, etc. Un breve sonido nos informa sobre el estado de aquel sujeto al otro lado de la línea. Al contrario, cuando nosotros somos quienes hablamos, también es posible que nuestro interlocutor perciba dicha información (¡incluso a veces escapa de nuestra voluntad!).
Que este día nos permita como sociedad rendir homenaje a todos quienes trabajan transmitiendo diariamente mediante sus voces y que posibilite una reflexión acerca del uso que nosotros mismos hacemos de la voz.
Jaime Crisosto Alarcón
Dr. (c) en Lingüística
Fonoaudiólogo y académico Unab