Suicidios en personas mayores: una realidad silente
La esperanza de vida de las personas mayores se ha incrementado en nuestro país, pero lamentablemente, también lo ha hecho la tasa de suicidios como causa de muerte no natural en este grupo etario.
Diversos estudios asociados a esta temática nos muestran que la población envejecida está más susceptible a los cambios de la sociedad actual, donde la tecnologización y estilos de vida acelerados nos obligan a mantenernos actualizados en diversos temas que para las personas mayores es algo difícil de comprender.
La vejez es una etapa caracterizada por múltiples cambios físicos y mentales, siendo este proceso un fenómeno gradual que termina en la muerte, ya sea de forma natural o por enfermedades asociadas. No obstante, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día la tasa de suicidios en este grupo aumenta, siendo esta la causa de muerte no natural prevalente en los adultos mayores de 70 años. Al describir los sentimientos y causales que los llevarían a tomar esta decisión, encontramos una triada relacionada con la soledad, abatimiento y vacío.
Si analizamos el perfil de las personas mayores y esta causa de fallecimiento, podemos mencionar que los intentos de suicidio se dan más en el sexo femenino, en tanto, los suicidios consumados, en el masculino. Las causas más frecuentes están relacionadas con la soledad, las dificultades económicas y los problemas de salud como limitantes para poder vivir de forma óptima.
Como sociedad joven, aún estamos en deuda respecto a cómo abordar un envejecimiento saludable para nuestra población, ya que, a pesar de que existen políticas públicas, programas e incluso organismos como el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), la difusión de estas estrategias es aún poco conocida. Sin mencionar, además, que la salud mental en la actualidad es un bien poco valorado, lo que dificulta el acceso a servicios de atención especializados que permitan pesquisar y enfrentar estas situaciones de manera oportuna.
Es relevante enfatizar y reforzar los factores protectores de adultos mayores como un bien de apoyo, incorporando a la familia y sociedad para su inclusión en actividades de la vida diaria, y en los diversos aspectos de la sociedad como, por ejemplo, salud y trabajo. La vejez no es una enfermedad, sino una etapa más de la vida, cuyo valor principal radica en la experiencia.
Cynthia Cariaga Académica Escuela de Enfermería Universidad de Las Américas