TV Amarilla
No es un misterio que la televisión chilena es mediocre y que gracias al cable podemos tener otras opciones. Lo increíble es que la mala calidad incluye a la TVN estatal que es la que debiera dar el ejemplo de una programación de excelencia puesto que se financia tanto con publicidad como con nuestros impuestos. Aun así, hay una inversión pública ineficiente. Es como si la ruta 5 aun fuera de tierra y de una sola pista.
En particular llama la atención los noticiarios que dedican una gran parte de sus transmisiones a robos, asaltos, crímenes, tráfico de drogas y otros delitos. La conducta de los buenos ciudadanos nunca es noticia. No interesa.
Cuando se exalta la excelencia en todos los campos como los premios nacionales, nobel y otros, la tv los menciona al pasar como algo intrascendente. Esta crítica es también para la televisión privada pues compiten todas en copiarse mutuamente la mediocridad.
Examinando otros medios de comunicaciones, la diferencia es notoria. La mayoría de las radios trasmite preferentemente música. El extremo digno es la radio Beethoven. En cuanto a la prensa escrita, tanto La tercera como El Mercurio les dedican poco espacio o ninguna a las noticias “policiales”. Es marginal.
Los diarios virtuales, cada vez con más lectores, como El Libero, El Mostrador, Ciper, El Dínamo, El Desconcierto, Estrategia, The Clinic, el Diario Financiero, no informan sobre delitos. No está en su política editorial.
Es por ello que llama la atención el énfasis preferente que le da la tv a la morbosidad. Los noticiarios suelen iniciar sus informaciones con los delitos y los crímenes. Lo que es peor es que cuando no cuentan con imágenes, recurren a archivos que engañan al televidente pues debieran incluir un recuadro en que se señale que es un archivo y no el hecho reciente que se está relatando.
¿Qué sucedería si TVN alterase esta práctica y eliminara la delincuencia de sus noticiarios? El origen de la tv estatal fue promover la cultura. Cuando no se financiaba con avisos sino con fondos fiscales, cumplía con los propósitos definidos en la ley que la creó. Desgraciadamente cuando se decidió que se autofinanciase con publicidad, se sumó a la competencia con los demás canales y en la medida que los demás fueron cayendo en calidad TVN los siguió hasta llegar al estado actual.
En más de una oportunidad el Estado ha prometido crear un verdadero canal cultural. Ello no ha ocurrido ¿Lo hará el nuevo gobierno que asume en marzo?
Lo dudo.
Javier Fuenzalida