San Antonio y su futuro desarrollo portuario

Es un hecho de la causa que el desarrollo y crecimiento extraordinario que han venido experimentando los países del Asia Pacífico en los últimos veinte años, y sus actuales tendencias de conformación de las mayores metrópolis del planeta, por una sostenida migración de sus poblaciones desde zonas rurales a urbanas, hacen de estos países la principal fuerza de atracción de materias primas y alimentos provenientes de Europa y América. A cambio de ello, por su parte, han iniciado un agresivo desarrollo tecnológico e industrial, con una mano de obra barata, generando una producción masiva de bienes de consumo de productos de exportación para todo el mundo.
De ahí que el transporte marítimo se ha posicionado como el principal medio de transporte para el intercambio comercial entre Asía y América-Europa. Y sin duda, el desarrollo de la industria naviera irá experimentando cada vez mayores capacidades de transporte, colocando en jaque a las organizaciones portuarias y sus ciudades, las que deberán enfrentar el futuro con capacidades cada vez mayores de movilizar grandes masas de bienes y productos vía terrestre, junto a diversos tipos de servicios que complejizarán la red urbana en torno a estos centros portuarios.
En esta perspectiva, los puertos que bordean el océano Pacífico están llamados a generar las capacidades correspondientes para proyectarse como los puntos del transporte marítimo más estratégicos en esta avanzada del desarrollo mundial. Y en América del Sur, dado la baja capacidad de inversiones y de desarrollo de sus países (Ecuador, Perú y Chile), se enfrentan a una oportunidad singular en conseguir el liderazgo de los servicios portuarios que se demandarán.
En este especial momento se encuentra el Puerto de San Antonio, en la perspectiva de avanzar a un mayor crecimiento, en el interés de proyectar una mayor atención al tráfico y transporte marítimo que ya se experimenta en los puertos de nuestro país. La cercanía con la ciudad de Santiago, así como con los principales pasos fronterizos del transporte terrestre provenientes de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, hacen de nuestro Puerto uno de los principales y mejor posicionados en Chile.
Sin embargo, los cambios que habrá de experimentar el borde costero, así como la ciudad misma para atender primero la fase constructiva de un mega puerto, como su posterior actividad portuaria, producirá impactos ambientales y urbanos que, de no planificarse conjuntamente con el desarrollo de la ciudad, solo se deberá posteriormente lamentar los efectos de un crecimiento portuario ajeno a la ciudad, sus ciudadanos y sus bienes naturales del entorno.
Es por tanto fundamental y un deber de las autoridades políticas realizar una planificación conjunta del desarrollo portuario y urbano con las autoridades portuarias, antes de iniciar un proyecto de desarrollo unilateral como el que se ha presentado por parte de la Empresa Portuaria, como si el Puerto estuviese desligado de los impactos que generará en la ciudad y su entorno. Se requiere replantearse el proyecto presentado, porque, además, generará un impacto negativo irreversible en uno de los bienes más preciados que le quedan a la ciudad como es el borde costero al sur del puerto, y su correspondiente impacto en la zona de la desembocadura del río Maipo, uno de los humedales más importantes de la zona central de Chile.
La armonización de un borde costero recreativo y de playa, conjuntamente con la reserva natural correspondiente al río Maipo, hacen de San Antonio una ciudad privilegiada a nivel mundial por la diversidad de su entorno, la que con el actual proyecto de desarrollo portuario, sólo le generará un daño irremediable, no sólo a las actuales generaciones sino que principalmente a las futuras generaciones de Sanantoninos, quiénes no podrán nunca compensar las pérdidas de su territorio y entorno natural.
No está demás enfatizar que son muy pocas las ciudades portuarias en el planeta que se dan el lujo de tener un diversidad natural tan rica en su propia comuna, como es tener playa, río y humedal, generando un espacio, que desafortunadamente para San Antonio, debido a los grandes terremotos, no ha estado en la primera línea de prioridades para el desarrollo recreacional de sus ciudadanos. Pero no por ello, debemos asumir que no existen. Si existen y deberán ser una prioridad a medida que la ciudad crezca en sus propias capacidades de desarrollo e inversiones.
Es por ello que debemos abogar por un desarrollo sustentable para san Antonio, con la preservación de su gran patrimonio natural, que ningún puerto, por enorme que sea podrá compensar las pérdidas que traerá asociada de continuar con el actual proyecto.
Por lo demás, pensar que se trata de una carrera de montar un puerto de mayor capacidad, producto de que en Perú se esta trabajando en la misma dirección, es no entender que el futuro no se medirá por quién tiene hoy el puerto más grande. Se debe proyectar un crecimiento portuario para los próximos cincuenta años, entendiendo que las embarcaciones futuras no podrán entrar a los espigones como hoy concebimos el modelo de embarque, sino que, por el contrario, las mega naves marítimas, al estilo de portaviones, deberán tener sistemas de atraque en puertos que se abren mar adentro, y no que se sitúan en la línea del borde costero playero. Y conjuntamente con ello, una ciudad que cuente con las vías de transporte terrestre y los servicios adecuados para sostener toda la red de servicios asociados a este crecimiento de una industria portuaria futurista.
Es urgente que las autoridades Gubernamentales y Municipales tomen conciencia de la tarea que deben acometer y no se estén quedando con un proyecto que sólo recaba el interés de unos pocos dirigentes, que hoy lo ven como parte de su futuro personal o de gobierno, pero que están ajenos a los intereses de la ciudad y del país, los que se deben proyectar en una escala de 50 a 100 años.

Dr. Raúl Morales Segura
Decano
Facultad de Ciencias