Día de la Madre: La deuda de la política pública chilena con las mujeres

El llamado que se ha hecho a través de la campaña de Comunidad mujer respecto al rol de los hombres en las tareas domésticas y la toma de conciencia sobre cómo pueden hacer cambios en la vida cotidiana es muy valorable, pero no basta para generar el cambio cultural que Chile necesita.

Las tareas domésticas, la crianza de los hijos y lo que ha evidenciado la pandemia en relación a las deudas de pensiones alimenticias, son ejemplos que dan cuenta de una condición persistente, crónica y silenciosa de mucha injusticia respecto a sobrecarga de las mujeres, no sólo en plano doméstico sino también laboral y financiero.

Lo que ha hecho la pandemia es abrir y hacer visibles condiciones de desigualdad e inequidad dramáticas. Como un lente, la pandemia ha permitido observar más claramente esta superposición de jornadas y funciones.

Hemos ido avanzando demasiado lentamente en la entrada de la política pública a la esfera de lo doméstico. La política pública ha mostrado dificultades en las últimas décadas para instalar herramientas intersectoriales en el abordaje de diversos problemas relativos a la inequidad. Un ejemplo de esto es la política para la prevención y detección temprana de la violencia intrafamiliar y la prevención de femicidios.

En el ámbito del acceso al trabajo, hacen falta políticas orientadas a aumentar el compromiso de los padres con la crianza y subsistencia de sus hijos y un mayor fomento del acceso de la mujer al mundo laboral.

Tenemos que superar la idea, todavía muy arraigada en nuestra cultura, de que los hijos son exclusiva responsabilidad de las madres. Hasta el día de hoy, para una empresa, el tener trabajadoras implica obligaciones como salas cunas, fuero maternal, lo que no ocurre con los trabajadores: no se los piensa como padres, por lo que la empresa no cumple ningún rol en relación a dichas responsabilidades.

Las instituciones son responsables de impulsar cambios culturales, y no ir detrás de ellos. Las políticas públicas deberían orientarse intersectorialmente a la transformación de las condiciones de la vida de las mujeres, de manera de reducir efectivamente la doble o triple jornada laboral, además de fomentar redes útiles de soporte.

María Ester Buzzoni Garnham
Académica Facultad de Psicología
Universidad San Sebastián