Estrategias y crisis
En ajedrez, la estrategia es nuestra guía a largo plazo, apoyada en tácticas inmediatas con cada movimiento. Cada jugada debe reforzar esta planificación para aspirar a la victoria, evitando depender solo de tácticas aisladas y posibles errores del oponente.
La estrategia también es crucial en nuestra vida diaria, en el funcionamiento de las empresas, en el desarrollo regional y del país. Por su proyección no debería estar vinculada a un sector político específico y debería ser más duradera que cualquier administración gubernamental. Así, cada gobierno entrante debería utilizar todas sus habilidades y recursos para abordar los problemas actuales, pero con acciones que estén alineadas con la meta previamente establecida.
Cuando carecemos de una estrategia o no contribuimos a ella, lo que sucede es la emergencia de crisis y, actualmente, estamos experimentando múltiples de manera simultánea. La crisis social y migratoria y la de gestión de residuos en el sur de nuestro país, por ejemplo. El denominador común es la ausencia de una planificación a diferentes niveles al respecto.
Por el contrario, observamos el caso de éxito en el sector energético. Gracias a la política energética nacional 2050, iniciada en 2014, nuestro país ha transformado su matriz de generación eléctrica hacia fuentes renovables, asegurando calidad y disponibilidad. Diferentes gobiernos han continuado esta estrategia, adelantando incluso algunas metas, pero manteniendo la directriz original.
Como podemos observar, la carencia de una estrategia se hace evidente cuando surge una crisis y, a esa altura, revertir la situación resulta extremadamente difícil. Esta situación conlleva un alto costo en términos sociales, políticos, económicos, entre otros. Por tanto, es crucial anticipar cuáles son los sectores que carecen de una estrategia sólida o que no han tenido en cuenta variables internas o externas que podrían desencadenar futuras crisis.
Por ejemplo, han surgido programas globales de Inteligencia Artificial como ChatGPT, que responde preguntas humanamente; Midjourney y Dalle-2, generadores de imágenes; entre muchos otros. Estos programas, que tienen la capacidad de autoaprendizaje y mejoran cada día, propiciarán un avance acelerado en múltiples áreas de conocimiento. Esto puede ser beneficioso al abrir nuevos horizontes, pero también puede ser perjudicial ya que generará problemas que previamente no se habían considerado.
En el campo jurídico, en tanto, distinguir entre contenido real y creado por IA será difícil, pudiendo desacreditar imágenes, audios o videos como evidencia. En casos más extremos, podrían surgir numerosas evidencias falsas que podrían resultar en situaciones tan diversas como un castigo equivocado a un estudiante o incluso la destitución de un presidente.
En lo educativo, ya estamos viendo el uso de estos programas para desarrollar trabajos, siendo prácticamente imposible determinar si el documento fue realizado por el estudiante o por un programa.
El sector salud también cambiará cuando la IA diagnostique y prescriba, basándose en síntomas reportados. Además de áreas ya impactadas como telefonía, centros de llamadas, diseño, programación y automatización de procesos.
Es vital que las distintas áreas se preparen para los desafíos emergentes. Necesitamos grupos de trabajo que evalúen el futuro de la educación, que consideren nuevos escenarios que podrían desencadenar en nuevas políticas y reformas.
La invitación es a dialogar sobre estos temas de gran importancia que, a simple vista, parecen estar esperando a que la crisis suceda para tomar finalmente medidas.
José Luis Muñoz Pincheira
Docente Ingeniería civil industrial
Universidad Andrés Bello