SE EDUCA EN CASA

Muchas veces equivocadamente, preferimos no ver los errores que cometemos al ser parte de esta consumista, egocéntrica y mal encaminada sociedad chilena.
Si no te enteras de algo dañino que te pueda afligir, o que pudiese  aquejar a la sociedad y sin embargo,  lo sospechas o te haces el desentendido y no te incomodas ni sufres por ello; te calza perfectamente  el dicho “OJOS QUE NO VEN, CORAZÓN QUE NO SIENTE”.
       Es una frase perfecta para los que no quieren ver lo equivocados que están en la crianza de sus hijos y los desentendidos que generalmente se hacen cuando no les afectan directamente  esos asuntos  y no son sacados de su zona de confort.
La delincuencia en Chile, en un alto porcentaje, es por falta de una real y efectiva educación y por una nula formación de buenas costumbres. De escasos valores morales y  excesiva permisibilidad de los padres en diversos asuntos educativos; con cero hábitos éticos.
Otro asunto es la delincuencia de cuello y corbata, que es producto del oportunismo y la traición a la buena  educación y a los hábitos morales  dados por sus familias; si es que  tuvieron estos traidores una formación familiar. Me refiero abiertamente a los delincuentes políticos, empresarios, profesionales y miembros de las fuerzas armadas y de orden y seguridad del país, en general  a todos los hijos de familias de esfuerzo y respetuosas de las leyes del país que han traicionado al país. Ellos son un punto aparte.
Como padres en ocasiones escondemos la cabeza bajo tierra y dejamos que pase el tiempo para luego culpabilizar  nuestro mal desempeño a la calle y sus vicios, a los errores de juventud, a los amigos, a la falta de oportunidades, a la mala educación pública, a la televisión, al internet y redes sociales, al capitalismo, al consumismo y a la tentación del “PODER”, o simplemente a la sociedad para disculparnos de nuestra real responsabilidad.
No educamos como corresponde en nuestros hogares, no damos buenos ejemplos, ni demarcamos los límites con firmeza y no somos cariñosos cuando realmente corresponde;  a la larga, todo es imitado por nuestros hijos; y  erróneamente dejamos esa obligación a la escuela.
         Argumentamos que los profesores no son como los de antes, que  estos eran formadores y se respetaban como tal, el punto es, que la gran mayoría de los padres de hoy, no son como los de antes y por ende sus hijos.
       Es muy cierto, que más menos hasta los años 90, se respetaba al profesor, pero también los padres enseñaban modales y  buenas costumbres en sus hogares; hoy en día muchos padres culpan a la escuela de sus errores como formadores y educadores de hombres útiles a la sociedad. Numeros@s padres y madres  de familia le dan la tarea a los profesores de enseñar educación y ellos se despreocupan de este deber, dando como resultado  que  muchachos con buen desempeño académico carezcan de educación, llegando a ser titulados mal educados, soberbios e irreverentes.
       Son los conocimientos académicos los que se imparten en las aulas, se refuerzan los buenos hábitos y se hacen los esfuerzos para corregir los malos, muchos maestros tratan de rectificar y remediar las malas costumbres pero se encuentran con la negación de los jóvenes producto de las malas prácticas impuestas por sus padres minimizando los esfuerzos de los educadores con argumentos como los derechos del niño, al mal contenido educativo, la intromisión en sus hogares, el clasismo y la falta de recursos. Está claro que somos un país de contrastes impactantes y que los cambios sociales empiezan en nuestros hogares fomentándola lectura y dando buenos ejemplos a nuestros hijos.  Se educa en casa.
HUBERZZA