Endorfina vs Cortisol: la batalla hormonal de diciembre
La endorfina (hormona de la felicidad) pierde la batalla en diciembre. Lucha por la supremacía, pero sucumbe. No se reproduce, no se multiplica y termina atrincherada a la espera de estímulos que le permita emerger. ¿Contra quién pierde la batalla? Se llama estrés. Ese ejercito comandado por el Cortisol (la hormona del estrés) se multiplica y se hace predominante. ¿Que genera que el Cortisol gane terreno? Es sabido que el mes de diciembre es una época de grandes movimientos. Este 2021, al igual que el año pasado termina con una serie de incertezas, sobre todo laborales y sanitarias, sumado a nuevos desafíos para el año venidero.
La pandemia ha implicado una serie cambios en la manera habitual de vivir y como consecuencia de este escenario, todas las personas muestran en mayor o menor grado síntomas de estrés como una reacción natural, logrando impactar en la calidad de vida y el bienestar personal y familiar. En términos generales, es posible señalar que la presencia continua de niveles de estrés provoca un daño importante en la salud y bienestar global de la persona, lo que se puede traducir en la aparición de conductas desadaptativas que se deben abordar tanto a nivel físico, psicológico y social.
La experiencia de los especialistas habla de diciembre como un mes de cambio. Ese proceso obliga a salir del lugar de confort. Un ejemplo claro es que en este segundo año de pandemia y bajo los márgenes que permitan un desplazamiento físico de las personas, una simple fila que no avanza en un centro comercial provoca un nivel de estrés inusitado. En este sentido, el salir de compras, lo que antes significaba un relajo, ahora es una situación de tensión.
La mayoría de las personas reciben diciembre con una serie de síntomas físicos como dolores de cabeza, estómago y pecho. Hay dificultad para dormir y ausencia o incremento del apetito. Además, se puede sumar el agotamiento físico, temblores, sudoración y falta de agudeza visual. En definitiva, el estrés provoca afecciones físicas y si no se trata es inevitable pasar a una segunda etapa, en que se manifiestan sentimientos de tristeza, irritabilidad, ansiedad y agotamiento emocional. Todo ello llevará al individuo a tener pensamientos negativos y actuará con ira o a la defensiva. El estrés está asociado al mecanismo fisiológico que se activa de manera automática y que prepara a la persona para la acción. Si esta activación se mantiene por mucho tiempo aparecerán diversos síntomas que causarán un deterioro en la calidad de vida de las personas.
Bajo este contexto, es importante identificar tanto sus síntomas como sus causas y desarrollar estrategias adaptativas para reestablecer el equilibrio que le permita al sujeto recuperar el estado de armonía, instalando hábitos más saludables.
Johann Ellwanger Académico Escuela de Psicología Universidad de Las Américas