Capital humano para la competitividad territorial

La competitividad puede definirse como el conjunto integrado de características y factores que posee una organización para lograr resultados que le permitan niveles de desempeño superior al de sus pares que se desenvuelven en el mismo ámbito productivo.
Potenciar la competitividad implica una mirada estratégica a largo plazo, con una amplia cobertura en toda la organización, poniendo luces altas para vislumbrar con la mayor certeza posible los escenarios a los que se enfrentará, esquivándolos si es necesario y aprovechándolos si es posible, logrando así un desempeño óptimo. Esta definición no solo circunscribe a empresas, sino también a organizaciones sin fines de lucro.
Si consideramos el desarrollo competitivo de un territorio, las organizaciones que toman este encargo son las municipalidades como gobiernos locales. En ellos, como en toda organización, los colaboradores son fundamentales para impulsar el buen desempeño, pues son quienes constituyen el capital humano.
Al respecto, las competencias con las que cuenta el capital humano son clave para lograr el desarrollo competitivo, pues estas capacidades son las que favorecen la eficacia del quehacer de cada una de las personas que, con esfuerzos individuales, de equipo y organizacionales, producen avances menores en el corto plazo, los cuales constituyen resultados notables en el mediano plazo e impactos en el territorio en el largo.
De ahí, que las instituciones son el cuerpo que logra el desarrollo de los territorios, pero son las personas que lo componen, quienes día a día impulsan los pasos para avanzar competitivamente.

Óscar Gutiérrez Académico Escuela de Ingeniería Universidad de Las Américas Sede Concepción