No discrepes más allá de lo necesario

El no estar de acuerdo en una conversación o una situación cualquiera que esta sea, en la actualidad es pan de cada día. Es preciso que aprendamos a vivir asumiendo que siempre discreparemos o discreparán con nosotros en muchas materias; lo que no debe de significar que el individuo con el cual nos encontramos en desacuerdo, es nuestro enemigo.
Con celular en mano o en vivo y en directo el simple hecho de discrepar con alguien, no te hace ser un rival intransigente y eterno de este X personaje. Al contrario, no imposibilita que a la larga las personas que piensan distinto en temas puntuales como política y religión o que tengan diferentes apreciaciones en otras materias puedan llegar a establecer sin ningún inconveniente una fructífera amistad; siempre y cuando tengan feeling al minuto de conocerse personalmente; acompañando sus discordancias con un buen vocabulario y alturas de mira en sus discrepancias, sin ofensas en su discusión, en resumidas cuentas siendo criteriosos y educados en el arte de discrepar.
Tener la capacidad de discrepar, sin tomarlo a pecho, habla muy bien de la inteligencia emocional de las personas, ya que éstas diversas opiniones, no alteraran la armonía y las posibles controversias serán filtradas rápidamente, para no alterar tus emociones o tu comportamiento rutinario. Este simple acto de “desdecir” la opinión de alguien o no estar en completo acuerdo con su posición, muchas veces nos lleva a discusiones innecesarias por nuestra poca capacidad de tolerancia y para discernir de forma correcta en un desacuerdo. Hay que aprender a llevar bien, estas dispares opiniones a buen puerto, y que no nos afecten más de la cuenta nuestro estado de ánimo al ver que las personas con la que discrepamos se cierran en su postura.
No sigas gastando tu tiempo ni descompensándote en hacerles ver su error; si estás seguro en tu argumento, estás consciente y posees la convicción del conocimiento de la verdad y la razón en un asunto específico, no discutas en vano, calla y aléjate disimuladamente, prioriza el silencio ante el descontrol de tu interlocutor cuando este se encuentre destemplado, cerrado y desperfilado; el silencio te evitará problemas, aunque tu mutismo o tu sosegada reserva parezcan una aceptación de la postura opuesta. Aprende a no discrepar en demasía y no opinar de la vida de los demás, preocúpate de tus propios asuntos y siempre recuerda el dicho, “Nunca luches con un cerdo, ya que ambos se ensuciaran, pero el cerdo lo disfrutará”.
Estas desavenencias son la mayoría de las veces, alteradoras de los estados de ánimo de algunas personas, y el consejo a seguir, es no enfocarse en discusiones con individuos polémicos y jaliscos; estos personajes cuando no ganan en un debate polémico, les sirve el empate, ya que creen estar siempre seguros de sus argumentos errados.
Debemos aprender a reconocer nuestras equivocaciones y desconocimientos en temas puntuales, también a evitar confrontaciones con estos defensores de argumentos equívocos; que más tarde que temprano, la vida se encargará de hacerles ver su error, y les demostrará, que sus formas de argumentar sus enjuiciamientos, críticas y diferencias, eran las incorrectas.
No te contamines con estos internautas tóxicos o los que ves en tu día a día, que lo único que harán es destemplarte en tu estado de ánimo y a la vez, cuando pierdas en una discusión por desconocimiento o mal argumentada, reconócelo y admítelo humildemente, eso hablara bien de tu persona, no defiendas lo indefendible o des argumentos innecesarios a los fanáticos ideológicos que tanto abundan hoy en día en las redes sociales.

HUBERZZA