Día Internacional de la Visibilidad Trans: no dejar a nadie atrás

En el contexto del reciente Día Internacional de la Visibilidad Trans, es importante resaltar que en Chile no hay datos de cuántas personas transgénero viven en el país, algo que cambiará gracias al actual Censo 2024 que, por primera vez, incluye la identidad de género entre sus preguntas, algo esencial para el desarrollo de políticas públicas asociadas.
Recientemente, se abrió a consulta pública la Política Nacional de Salud para Personas Trans y de Género Diverso, histórico paso para la futura creación de un programa de salud y sus orientaciones técnicas. El documento cita, como fundamento, el propósito de la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas: no dejar a nadie atrás (leave no one behind).
¿Por qué es necesario un programa nacional de salud trans? Entre otras y varias razones, porque es una urgencia de salud pública. Al respecto, el proyecto “Cuerpos en Tránsito”, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, reveló que un 6.6% de las personas trans encuestadas no acude al sistema sanitario bajo ninguna circunstancia, debido al miedo a sufrir discriminación y la falta de profesionales con formación especializada en temáticas sexuales y de género. Por ello, es frecuente que decidan ocultar su identidad en las atenciones de salud, con todos los riesgos que ello puede implicar, por ejemplo, la falta de evaluaciones oportunas de cáncer de próstata en mujeres trans.
La visibilidad es necesaria para habitar el espacio democrático, pero si no se acompaña de un cambio sociocultural, político y científico, puede implicar serios riesgos para la participación social, la salud e incluso la sobrevivencia.
Por lo anterior, es imprescindible que las universidades y los gremios de la salud adopten un rol protagónico en la transformación de nuestra sociedad, formando a sus profesionales en temáticas que hasta hoy son ignoradas en los currículums académicos, dejando atrás perspectivas patologizantes y discriminatorias, garantizando prácticas disciplinares éticas, científicamente rigurosas y libres de toda clase de sesgos.

Miguel Roselló Académico Investigador Facultad de Salud y Ciencias Sociales Universidad de Las Américas